Se trata de Muhamad Ismail, de 32 años, y Naser Aby Frayey, de 35, originarios respectivamente del campo de refugiados de Yabalia, en el norte, y de Rafah, en el sur, informó la edición digital del diario israelí Yediot Aharonot, mientras que los medios palestinos les identifican sólo por sus iniciales.
Sus cadáveres fueron entregados ayer por la mañana al hospital Shifa, en Gaza capital, confirmaron fuentes de ese centro médico.
Según la sentencia judicial, los ejecutados habían pasado información a Israel y provocado así la muerte de cientos de civiles y milicianos palestinos durante la ofensiva israelí en Gaza Plomo Fundido, de diciembre de 2008 y enero de 2009, que dejó unos 1.400 palestinos muertos, en su mayoría civiles.
El mes pasado, la Fiscalía General de Gaza declaró que la ejecución de penas de muerte extraordinarias era “no sólo necesaria, sino una obligación legal” y el ministro del Interior, Fathi Hammad, confirmó que se ejecutaría a los agentes de Israel pese a las objeciones de los grupos de derechos humanos.
En Gaza hay al menos otras dieciocho personas condenadas a pasar ante el pelotón de fusilamiento o ser ahorcadas, mientras que en Cisjordania están pendientes de cumplimiento tres sentencias capitales falladas por tribunales militares.