Me cuenta el genetista Enrique Viguera que recientes investigaciones han puesto de manifiesto que, cuando el medio induce al cambio, las grandes revoluciones de las plantas se producen a través de mecanismos de ploidía. Esto consiste básicamente en la consolidación, mediante repetición, de sus códigos genéticos. Cuando la ploidía prospera las nuevas especies resultan más competitivas. Se han descrito dos modelos, que por sus consecuencias podemos distinguir entre uno conservador y otro progresista.
La autoploidía es un mecanismo conservador. Se trata de replicar la misma información de una especie primigenia, haciéndose así más vigorosos pero sin cambios en su código. La nueva especie inicia su andadura ocupando los márgenes ecológicos de su parental, mientras intentan alcanzar un pacto, ocupar el territorio de la especie original y garantizar con vigor renovado la perpetuación de la saga y una implantación territorial mayor. Pero si el parental rechaza las condiciones la nueva especie está condenada a desaparecer.
El modelo progresista, la aloploidía, es más complejo. Surge del encuentro de dos especies distintas pero con similitudes en sus códigos genéticos. Entonces se cruzan y surge un híbrido. Los híbridos suelen desaparecer con rapidez, pero excepcionalmente algunos se estabilizan llevando entonces duplicadas las bases genéticas de sendos progenitores. Lo mejor de cada uno hacen de la nueva especie un ser capaz de superar el área de distribución de sus parentales, incorporándose en hábitats totalmente novedosos.
La genética nos descubre que lo ocurrido en la política española no es nada nuevo. La aparición de los nuevos partidos son mecanismos de ploidía propios de la necesidad de un medio cambiante. Ciudadanos es un autoploide del PP, y la única posibilidad de pervivir se basa en hacerse fuerte en su renovado vigor. Podemos se ha cruzado con IU produciendo un híbrido sin fortaleza añadida. Lejos ha quedado el aloploide soñado, y la amenaza de desaparición se cierne sobre la alianza. La quinta especie en el hábitat, el PSOE, ocupa un nicho ecológico demasiado inestable. Su estrategia vital consiste en la supervivencia con los mismos ejemplares pero sin modificar su código genético, con el riesgo de que si las variables ambientales siguen cambiando será pronto una especie en vías de extinción.
Salvo Tierraj
Escrito en el metro
Ploidía política
La genética nos descubre que lo ocurrido en la política española no es nada nuevo
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