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El Loco de la salina

Esto no debe consentirse

Al asomarme a los puestos, hubo algo que me llamó poderosamente la atención

Publicado: 28/05/2023 ·
17:54
· Actualizado: 28/05/2023 · 17:54
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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El jueves me di una vueltecitapor los gitanos y llegó un momento en que ni mis manos daban abasto para recoger la propaganda de los políticos, ni mi cerebro podía asimilar tantísimas promesas,que serán imposibles de recordar, que es de lo que se trata, en cuanto pasen cuatro días. Pasé por el Castillo de San Romualdo. Por cierto, ningún partido se ha acordado del enfoscado que el pobrecito está pidiendo a gritos. Por fin, llegué hasta el comienzo de la interminable fila de puestos que recorre la Ronda del Estero. Al asomarme a los puestos, hubo algo que me llamó poderosamente la atención: había muchísima gente, pero no había igualdad. Y esto es muy grave. Esto no debe consentirse. Vi que en cada puesto había muchas mujeres y ningún hombre. Para no mentir, había unos cuantos hombres en el pasillo central, pero se les notaba en la cara que estaban deseando irse. En algunos puestos las mujeres revoloteaban revolucionadas cogiendo y soltando telas con una ausencia total de hombres. El gitano gritaba: Venga, guapas, que hoy lo estamos regalando todo. ¿Qué les parece? No decía también venga guapos. ¿Se puede consentir esto en pleno siglo XXI? O no hay guapos o no hay igualdad. A este problema hay que darle algún tipo de solución. Anoche no dormí buscando fórmulas para arreglar esto. Y, después de consultar con algunos locos, creo que podríamos probar con un remedio. Propongo que se monten unos talleres de aprendizaje, exclusivos para hombres. En estos talleres los hombres aprenderían a moverse entre las prendas, a ir soltando una para coger otra sin comprar ninguna, a comprobar a base de manoseo la calidad de los trapos, a probarse a ojo de buen cubero y a escuchar del gitano de turno que una prenda le queda bien, cuando en realidad le queda imposible… Con este tute ya estarían los hombres preparados para incorporarse de lleno a la movida gitana equilibrando la balanza y cumpliendo la ley de igualdad, que deja claro que donde hay veinte mujeres, por ejemplo, debe haber veinte hombres, ni más ni menos. Estos talleres habría que colocarlos también en la Ronda del Estero en paralelo a los puestos de los gitanos por si algún hombre quisiera asomarse para aprender algo de cómo se comportan las mujeres en su batalla con las prendas. En un plazo no muy lejano ya habríamos conseguido una igualdad imprescindible, y los hombres tendrían una destreza de la que carecen ahora mismo, porque la sociedad ha sido muy mala con ellos y no los ha preparado para un mundo igualitario. Por otra parte, y a corto plazo, se pondría una única entrada de acceso a los puestos, en la que habría un control atendido por locos y locas en proporción igualitaria por supuesto, cuya misión sería comprobar que cada mujer que entra viene acompañada por un hombre. Es una manera de hacer cumplir la ley, aunque sea a las bravas. Si una mujer insiste en entrar sola, se le asigna un hombre por sorteo o se le mete un impuesto que no va a olvidar en su vida. Si el que quiere pasar es un hombre solo, la policía hará la vista gorda de momento, ya que el género masculino escasea allí como se ha podido comprobar. Hasta tanto no se produzca la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, no descansaremos. A ver si los locos vamos a tener que utilizar otros argumentos de más peso como son los adoquines tirados uno a uno sobre las cabezas de los más insumisos. Esperemos que no les dé igual.

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