Por favor, que nadie vea maldad en lo que voy a decir a continuación. Este loco tiene su propia opinión, que para muchos será una locura, pero, aunque a algunos les duela en el alma, la voy a expresar abiertamente y que salga el sol por donde tenga que salir. Se comenta que los borrachos, los niños y también los locos siempre dicen la verdad, y de momento yo estoy instalado en el tercer grupo. Tomen nota. No me caen bien esos señores que utilizan la palabra ¡Podemos! en plural para implicarnos a todos en cosas con las que no estamos de acuerdo. Así de claro. Y me voy a explicar dando argumentos sólidos que va a entender todo el que tenga dos dedos de frente, aunque yo tenga menos de uno. Primero, porque estos señoresque se amparan en esa palabra están desfasados en el tiempo. No se han enterado de que no es lo mismo enero que marzo. Segundo, porque se creerán ellos que aquí somos tontos y que no nos íbamos a dar cuenta de la frialdad con que están actuando a la vista de todos. Tercero, porque al paso que van pueden dejar La Isla como un auténtico solar. Cuarto, porque nos quieren embarcar a todos en su idea y que encima nos pongamos a aplaudir las barbaridades que están llevando a la práctica. Y quinto, porque no nos parece bien el retraso que se está notando en sus actuaciones. Van a remolque, pero el tiempo no perdona.
En fin, que no se puede llegar y arrasar a destiempo, sino que las cosas tienen su ritmo adecuado, y, si las retrasas, después vienen los arrepentimientos.
Ya sabemos que a los locos no nos van a hacer ni puñetero caso, como de costumbre, pero por lo menos que quede por escrito nuestra disconformidad con su manera de actuar. En el manicomio hay muchos napoleones que se apuntan a lo que sea con tal de parecer cuerdos, estar al día y verse pronto libres al otro lado de la puerta, pero hay otros que no nos consideramos idiotas y tenemos ojos en la cara. Los de la consigna ¡Podemos! empezaron por poquita cosa, pero después, a medida que han ido avanzando,no se vanpor las ramas y lo están dejando todo que da penita verlo. Algo así como Atila cuando llegó con los hunos y con los otros, que no dejó títere con cabeza. Incluso son capaces de decir que lo están haciendo bien. Es algo increíble. Se ve que se esfuerzan, nadie lo duda, pero yo me pregunto: ¿cuándo piensan recoger su recompensa estos señores? En verano ya va a ser tarde y ellos lo saben; en invierno ni pensarlo. En fin, que por mucho que quieran que todos los sigamos sin rechistar, los verdaderamente locos vamos a mantener que no estamos de acuerdo con lo que están haciendo impunemente en La Isla.
Resumiendo, estos señores creían que al grito de ¡Podemos! los cañaíllas nos íbamos a subir a los árboles a podar con las tijeras afiladas y se nos iba a ir la cabeza cortando ramas a todo meter. Ni hablar. No se pueden podar los naranjos de La Isla como los están podando y quede claro que en primavera no podremos disfrutar del azahar. Además, están cortando tanto las ramas, que muchos naranjos se han quedado con un flequillito arriba del todo como el pelado que llevan los niños modernos. Los locos podemos podar, pero de momento nos duele el coco y ha dicho el psicólogo que poden otros. Ahí lleva razón.