Los locos de la Isla somos así. Morimos de gusto por la historia de nuestra tierra. Y, como da la casualidad de que aquí nos sobra historia para ir regalando, pues de vez en cuando nos metemos en la biblioteca del manicomio y nos tiramos allí las horas muertas leyendo cosas curiosas de esta Isla tan hermosa como olvidadiza. Y, a lo tonto a lo tonto, hemos dado con una Crónica de la visita de la Reina Isabel II a la ciudad de San Fernando el día 2 de octubre de 1862, es decir, ayer hizo la friolera de 160 años justitos. Esta Crónica la escribió nuestro paisano Diego Moreno García basándose en actas y documentos reales. Está escrita de manera muy asequible para los que tienen pocas entendederas como es nuestro caso, y este loco se la va a resumir.
Hay que empezar diciendo que la Reina Isabel II de Borbón, conocida como la “Reina castiza” o “La de los tristes destinos”, era una alhaja. Me refiero a la Isabel española, no a la difunta inglesa, la viajera. No les voy a poner aquí cosas sobre su vida privada, porque no quiero darles el día. La historiadora Isabel Burdiel la definía así: “dada a la pereza, a los placeres de la mesa y de la carne; que no comprendió nunca el poder más que como un juego de intrigas de salón sujeto a ambiciones personales, que obstaculizó constantemente el sistema parlamentario y despreció el liberalismo, que intentó imponer su poder de las formas más erráticas y suicidas que puedan imaginarse”.
Isabel II vino a Andalucía, porque la gente en general estaba tan descontenta, que a nadie se le hubiera ocurrido aquello de “hoy comemos con Isabel”. Se había perdido la confianza en ella y este viaje intentaba borrar las barbaridades que el personal pensaba sobre su reinado. De hecho en Loja (Granada) pasaron cosas muy desagradables, e incluso hubo varios muertos con motivo de una rabiosa revuelta. La cuestión es que Isabel II se largó hasta aquí a ver si los tontos la aplaudían. Y efectivamente, la aplaudieron por dondequiera que iba. Aquí en La Isla se formaron varias Comisiones encargadas de preparar la visita y tiraron de la cartera, ajena por supuesto, para darle una vistosa bienvenida. Después de ir a la Carraca se acercó a nuestra ciudad. Los tontos, es decir, la gente, se arremolinó a su paso dándole un montón de palmitas que a buen seguro hubieran encajado mejor en cualquiera de sus dos amplias mejillas. Al fin, la Reina se asomó al balcón del Ayuntamiento, y, aunque todavía no estaba ni el caballo ni Varela, fue aclamada por un numeroso público. Y aquí llega el momento clave, aunque ni había micrófono, ni móviles, ni siquiera alguien que dejara por escrito lo que parece que dijo la señora. Y el momento clave fue cuando le montaron un buffet y le arrimaron unos refrescos con unas tapitas. Entre estas tapitas iban unos taquitos de cazón, y dicen que la Reina dijo: “¡Qué bien me sabe”! A partir de ahí, se creó la palabra “Bienmesabe”, cuyo olor puede resucitar a cuantos muertos tiene el dichoso Halloween.
Por eso, y en recuerdo de aquella leyenda, la Cofradía Gastronómica Isleña Los Esteros le dedica cada año a principios de octubre el Día Mundial del Bienmesabe. Para más detalles, ver programa de mano.
Antes se decía que el que quiera saber más que se compre un libro, pero ahora solamente tendría que abrir Internet y enterarse un poco más de todo lo que ocurrió aquel día 2 de octubre en La Isla.
Cambio y corto.