La chirigota de Puerto Real sorprendió apareciendo por el patio de butacas para llegar al escenario interrumpiendo, de nuevo, la presentación de Bablé. Tras cantar, como es habitual, el final del popurrí y simular que se van, volvieron a levantar el telón y aparecieron en una estampa rociera para dar a entender que se siguen adelantando.
Los pasodobles tuvieron dos vertientes diferentes. El primero recordó las primeras veces para acabar rematando con la primera vez que cantó en una Gran Final. El segundo, repetido y de tono serio, cambió el ritmo para ser lo más rápido posible y así imprimirle humor.
Los cuplés fueron, ambos, inéditos. El primero, para las violaciones de los gallos a las gallinas. En el segundo se pusieron nerviosos porque intuyen que van a ser primer premio. El popurrí, de nuevo, genial. Gritos de campeones al finalizar.