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La vergüenza no toca fondo

Tras la humillación sufrida a manos del eterno rival, el cambio de rumbo en la entidad verdiblanca debe ser de 180 grados

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  • Sumido en una gran frustración -

Dice un sabio proverbio que en su día manifestó el escritor alemán, Georg Christoph Lichtenberg, que cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto.

Un símil que sirve para poner en liza lo que este miércoles ocurrió en el derbi sevillano; donde un equipo poderoso y digno, se merendó a otro sin presencia ni alma.

El Betis arrastró el escudo y la camiseta por el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán como si de un trapo sucio y roto se tratara.

Los calificativos se agotan para definir el estado institucional y deportivo en el que se encuentra inmerso una entidad, cuyo orgullo se ha perdido y quién sabe, si de manera irrevocable durante los próximos años.

No existen excusas ni justificaciones en mundo que colmen la sed de hastío y decepción que padece el beticismo. Resquebrajado desde dentro hacia fuera y con un horizonte tan oscuro, como la noche más cerrada de invierno.

Ahora toca dar la cara y trabajar para cumplir las promesas que hace unos meses fueron pronunciadas por las mismas personas responsables y culpables de que el Betis haya sido borrado del mapa por el eterno rival de la ciudad. Pues no sólo Pepe Mel debía ser el único señalado, aunque tarde o temprano, su historia en el club verdiblanco iba a tocar a su fin.

El papelón del director deportivo, Eduardo Macià, desde luego es más que suficiente como para que su participación en la planificación de la plantilla hubiese rubricado su sentencia. Si bien, más incomprensible está siendo en este sentido la figura del presidente Juan Carlos Ollero.

Su defensa de lo indefendible y nula sensibilidad con la afición, han levantado las primeras ampollas en la gente.

Es ahora al parecer, cuando los principales accionistas de la entidad bética han dado un paso al frente para hacer autocrítica y revertir errores en el mercado de fichajes que te ofrece el mes de enero.

Acertar con el entrenador y los refuerzos es absolutamente trascendental si no desean abocar al Betis al mayor de los fracasos en los anales verdiblancos.

Todo en el club de Heliópolis pende en este momento de un fino hilo que ha de hipotecarse y encomendarse nuevamente a una serie de circunstancias de elevado riesgo.

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