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El Atlético aguanta el ritmo del Barça con inquietud final

La superó el equipo rojiblanco, que festejó su octava victoria en otras tantas jornadas, que agrandó su mejor inicio de Liga de la historia

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Una nueva victoria en el pleno del Atlético de Madrid en esta Liga prolongó el impecable inicio del conjunto rojiblanco, que aguantó el ritmo en la cima de la clasificación del Barcelona con un triunfo con inquietud final frente al Celta (2-1), al que controló más de una hora, pero con el que sufrió en el último tramo.

Todo había sido plácido para el equipo madrileño hasta entonces. Una ventaja de dos goles, ambos con la firma del brasileño Diego Costa, uno compartido con el uruguayo Diego Godín y otro con una acción individual, le daban cierta seguridad hasta que Nolito transformó el choque en una lucha contrarreloj para el Atlético.

La superó el equipo rojiblanco, que festejó su octava victoria en otras tantas jornadas, que agrandó su mejor inicio de Liga de la historia y que sólo sintió alivio cuando el árbitro decretó el final del partido ante el acecho del Celta, que no creyó en sumar un resultado positivo en el Calderón hasta los últimos 20 minutos y que se acercó al empate en una falta despejada por Thibaut Courtois.

"Este equipo no se relaja nunca", decía Gabi, el capitán del conjunto rojiblanco. Es así. El Atlético no baja el ritmo y siempre propone una intensidad altísima a cada momento del juego. De la misma forma comenzó el encuentro ante el Celta, al que arrinconó por fuerza y presión, pero también con posesión de balón.

Nadie se esconde en las tareas defensivas. Ni siquiera los hombres de perfil más de ataque, con más talento, como Koke o el turco Arda Turan, que corren tras la pelota, se lanzan al suelo y roban balones como el que más, dentro de una estructura de esfuerzo que agrupa a todo el colectivo en busca de un mismo fin: el triunfo.

Puso el Atlético contra las cuerdas al Celta durante una hora. Tuvo ocasiones, se plantó en el área rival con constancia, por las bandas, por el centro, con envíos laterales, con pases interiores... pero sin recompensa hasta el minuto 41. Incluso malgastó un penalti, parada por Yoel a un lanzamiento fallido de Diego Costa.

No marcó antes el Atlético por el magnífico repertorio de intervenciones del guardameta celeste. Él acaparó el protagonismo en su equipo. Además de la pena máxima, respondió al empuje rojiblanco con dos estiradas ante David Villa, a un remate de Diego Costa, a un tiro lejano de Mario Suárez, a un mano a mano frente al brasileño...

En el minuto 41, ya no tuvo opción. Una jugada de Filipe desbordó a la defensa del Celta. Su pase de gol, inalcanzable para Yoel, a la entrada de Diego Costa y el uruguayo Diego Godín, lo impulsaron entre uno y otro a la red. El central señaló al atacante como el autor del tanto en la celebración posterior del 1-0.

Nada cambió para la reanudación. El partido siguió en poder del Atlético, que aumentó la renta en los primeros minutos del segundo tiempo. Antes perdonó Villa el segundo. Controló la pelota solo, sin oposición, a pase de Diego Costa, pero ajustó tanto su tiro que salió fuera. Instantes después, se retiró 'tocado' en un tobillo entre la ovación unánime de los más de 50.000 espectadores.

No falló Diego Costa en la siguiente oportunidad. Está a tope el atacante, con una potencia y velocidad imparable por momentos para sus oponentes, como demostró en la acción del 2-0, en la que aguantó el cuerpo a cuerpo con su marcador para plantarse ante Yoel, batirle con la izquierda y asumir el liderato en solitario de la tabla de goleadores de esta temporada de Liga, ya por delante de Messi.

Todo parecía resuelto para el Atlético con media hora por delante. Nadie contaba con la reacción del Celta hasta que acertó en su primera ocasión del duelo, un golazo de Nolito, que picó el balón ante la salida del belga Thibaut Courtois, ilusionó de nuevo al equipo vigués y transformó la calma rojiblanca en mucha inquietud.

Porque fue el Celta el que encaró el tramo final del choque con más y mejores ideas, infinitamente más valiente y convencido de lo que había demostrado en la anterior hora y diez minutos de partido, pero que chocó con una parada de Thibaut Courtois en los instantes finales ante un Atlético que también sabe ganar con sufrimiento.

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