El jurado popular que ha juzgado estos días la muerte del joven linense Luis Miguel Fernández Jiménez dictaminó ayer por unanimidad (nueve votos) la culpabilidad por “asesinato” del único acusado en la causa, M.A.G.C., tras recabar toda la información aportada por testigos, policías nacionales y demás personas (sanitarios, forenses...) que actuaron en el caso, así como los correspondientes informes.
A la espera del veredicto final de la jueza a cargo del caso, la Fiscalía y la acusación particular se reiteraron en su petición de 25 años de prisión mientras que la defensa pidió 20 al no prosperar la solicitud de homicidio llevada a cabo en la exposición final en un último intento de favorecer, de alguna forma, a su cliente, quién reconoció el martes que él mató a Fernández.
El de ayer fue un día duro para todos los presentes en la sala, incluso para el propio acusado, al que se le vio en varias fases con gesto preocupado, echándose las manos a la cara, y también con la cabeza agachada, mientras escuchaba cómo los expertos daban detalles de cómo las puñaladas asestadas incidían de una u otra manera en la víctima. Todo ello con los familiares y amigos del fallecido en la sala, donde la rabia contenida y la emoción se dejó sentir.
Más, cuando se dijo que una de las puñaladas atravesó la escápula llegando al pulmón y otra, tras tocar el pericardio (tejido que recubre el corazón), cortó el estómago.
Según afirmaron los forenses, Fernández falleció desangrado ya que “de manera individual, las heridas no son mortales”, destacando en sus declaraciones el sufrimiento y el dolor que tuvo que pasar el joven hasta su muerte.
Pidió perdón a la familia
La jueza concedió a M.A.C.G. la posibilidad de hablar, ya al final, y éste pidió perdón “a la familia” y que “esto nunca debió pasar”.
