El frío empieza a alojarse en cada rincón de la ciudad cuando cae la noche. Han pasado los meses cálidos y la calle se vuelve cada día un poco más aterida. Sobre todo para aquellos que no tienen un techo bajo el que refugiarse. Con el nuevo estado de alarma y el toque de queda se han olvidado de los olvidados, de aquellas personas sin hogar que no tienen dónde ir cuando llegan las once de la noche.
Por desgracia no tenemos recursos para sacar de la calle a todas las personas sin hogar que hay, y las que además siguen llegando”En Cádiz ya se ha puesto en marcha la maquinaria para saber qué va ocurrir en los próximos días ante esta situación. Fuentes municipales aseguran que desde el Ayuntamiento se han puesto en contacto con la Junta de Andalucía y con el Gobierno Central, a los que han consultado sobre cómo les afecta la nueva normativa y en todo caso, de qué ayudas dispondrán los ayuntamientos. Sin embargo por ahora no hay nada previsto. La coordinadora del centro de alta tolerancia Fermín Salvochea para personas sin hogar, Menchu Romero, lamenta “la falta de recursos” y que el Estado “declare el estado de alarma y no tenga en cuenta la realidad de la calle”. Romero asegura, no obstante, que “tanto el Albergue municipal, como el Hogar y el equipo de calle están en pleno rendimiento”.
Ante la cuestión de volver a habilitar el centro deportivo de Elcano, tal y como se hizo durante el confinamiento, apunta que requiere muchos recursos económicos. “Son gastos en alimentación, seguridad, personal, etc., algo que el Ayuntamiento económicamente no puede asumir sin la ayuda del Gobierno Central o autonómico. Durante el confinamiento las hubo por la alarma, pero hoy por hoy esta alarma es distinta y no se ha generado un presupuesto para atender esta realidad”, expone Romero.
Tras el confinamiento algunas de las personas acogidas en Elcano fueron a viviendas, pero otras volvieron a la calle porque “por desgracia no tenemos recursos para sacar a todas las personas sin hogar que hay, y las que además siguen llegando”. Y es que en los meses estivales la cifra aumenta debido a las condiciones climatológicas de la ciudad. En el Hogar Fermín Salvochea se llegó a tener hasta 80 personas al día y casi a la vez cuando acabó el confinamiento. Con las medidas covid han tenido que crear un protocolo de prevención a contagios con grupos burbuja para que puedan hacer uso de los recursos. En las últimas semanas son entre 120 y 160 las personas que acuden al centro diariamente.
En referencia a la situación en la que se encuentran las bóvedas de Santa Elena, donde hay en la actualidad varios asentamientos, la coordinadora del centro Fermín Salvochea comenta que es una zona de constante movimiento. “Todas las personas que han estado o siguen estando en las bóvedas han sido y siguen siendo atendidas por los recursos municipales; fueron las primeras personas que se alojaron en Elcano y estuvieron allí hasta el final”. De este grupo, “cuatro mujeres fueron contratadas por la Fundación Atenea durante el confinamiento, dos de ellas continúan a día de hoy”. Gracias a esos contratos ellas pudieron dejar los arcos y vivir en una vivienda. También salieron otros chicos marroquís gracias a la colaboración con otras entidades como Caballeros Hospitalarios o Tierra de Todos. El problema de las bóvedas es “que sale uno y entra otro”, pero “hay una ardua y larga intervención en la zona desde el minuto uno en el que entramos a trabajar ya que teníamos como objetivo atender a esas personas”.
Azote también para las familias
Aunque la situación es grave también para otros sectores de la sociedad. Al poco tiempo de comenzar el confinamiento se notó un incremento de los usuarios de entidades como el Banco de Alimentos. Según sus datos esto llegó a estabilizarse durante el verano pero al acabar esta época, y con ella la mayoría de contratos laborales temporales, las previsiones que llegan desde las asociaciones e instituciones que trabajan con el Banco (en torno a unas 40 tan solo en Cádiz capital) es que vienen unos meses complicados.
En cuanto al perfil, “el que siempre hemos tenido se mantiene, pero además hay que sumar nuevos beneficiarios”, nos cuenta Isabel Gomis, del Banco de Alimentos. “Ahora las asociaciones nos demandan alimentos para personas con un perfil diferente al habitual y también de zonas distintas. Son personas que han tenido trabajos temporales o indefinidos pero que ahora mismo están en ERTE y con menos recursos económicos”. Familias que hasta ahora no han tenido problemas para salir adelante, se ven en plena crisis sanitaria en la necesidad de recibir este tipo de apoyo.
A este incremento de la demanda “se le suma también la incapacidad que tenemos de hacer recogidas de alimentos de forma física en los supermercados por las medidas sanitarias”. Por ello el Banco de Alimentos está preparando una segunda recogida virtual, después del éxito que tuvo la primera durante el confinamiento. “El apoyo recibido en marzo fue fantástico a nivel provincial; en Cádiz colaboraron colegios, hermandades, gimnasios, clubes deportivos hoteles… gracias a todos ellos hemos podido mantener nuestras puertas abiertas”, comenta Gomis. Esta recogida se desarrollará el próximo mes y pronto darán a conocer los detalles desde la entidad.
También los usuarios de Cruz Roja han aumentado en estos duros meses de pandemia. Personas que, a pesar de tener trabajos más o menos precarios que les permitía salir adelante sin necesidad de recurrir a servicios sociales u otro tipo de ayuda, se han convertido en habituales para la esta asociación.
“Ante la nueva situación se puso en marcha en marzo un plan especial llamado ‘Cruz Roja Responde’, para dar respuesta a todas las consecuencias educativas, de empleo, sociales y de emergencia derivadas del coronavirus”, nos explica Miguel Domingo, responsable de prensa de la asociación. Aquí tampoco existe un perfil único. “Hay que tener en cuenta que la vulnerabilidad ha afectado, de alguna u otra manera, a toda la sociedad”.
Y es que la pandemia está sacando a flote toda la precariedad y la falta de recursos que la sociedad lleva años intentando ocultar a base de mucho esfuerzo.