Quedaron atrás las largas colas de gente a las puertas de las tiendas y las grandes superficies tan habituales de cada 7 de enero. Y es que las rebajas ya no son lo que eran. Después de un interminable y consumista mes de diciembre quedan pocas fuerzas –y dinero– para seguir de compras. En el centro de Cádiz el primer día oficial de rebajas transcurrió con tranquilidad, con poco movimiento en la calle Columela.
Muchos de los comercios llevan años adelantando las rebajas a la primera semana de enero, aprovechando así esos días para vender más de cara a los regalos del día de Reyes. Cadenas como H&M, Mango, Springfield, Women’Secret o Desigual ya lucían sus letreros de rebajas en días anteriores. De esta forma, este lunes muchos colgaban sus carteles de ‘segundas rebajas’. Sin embargo, gran parte de los consumidores que acudieron a los establecimientos fueron para realizar devoluciones.
Además, el auge de las compras online también hace disminuir la afluencia de público en los establecimientos. Todas las grandes cadenas disponen de venta por internet con ofertas especiales para la compra mediante este medio.
Por otro lado, los comercios confían en las ventas a pesar de la pasividad mostrada en la primera jornada, ya que “el invierno este año ha tardado en llegar y ahora que empieza a bajar más la temperatura hay que darle salida a la ropa de temporada que hasta ahora no ha salido”. Según cálculos del sector, los minoristas españoles esperan que sus ventas crezcan en este periodo de rebajas al menos el 3% con respecto al año 2018.
Los productos favoritos en estos días serán los complementos y la ropa, en los que los españoles se dejarán de media 121 euros, tal y como señala un informe elaborado por Fintonic, que estima que el 48% de los ciudadanos aprovechará estas fechas para comprar este tipo de artículos.
De cara a los próximos días, la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) advierte de que algunos comercios establecen unas condiciones especiales para las compras en rebajas (sobre las devoluciones, la aceptación del pago con tarjeta, etc.), algo que está permitido, siempre y cuando esas condiciones estén claramente indicadas y en un lugar visible para el consumidor. Además, insiste en que el comprador debe conservar el recibo o factura simplificada ya que, si se pierde, con él pierde también el derecho a cambiar, devolver o reclamar tras la compra.
