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Cádiz

Las ventas en los comercios gaditanos se desploman un 50% estas navidades

Los comerciantes se muestran muy preocupados porque esta campaña determinará si siguen adelante

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  • En los comercios gaditanos hay poco público -

No hay ambiente navideño en las calles. Los gaditanos no pueden gastar y los que se lo pueden permitir tienen miedo a hacerlo. Las calles apenas están engalanadas, el alumbrado pasa prácticamente desapercibido, y la gran mayoría de los comerciantes no se sienten con ánimos para invertir un sólo euro en su negocio para dar vida a las fiestas. 

Son unas navidades especialmente tristes y pesimistas, reflejo de la situación de la economía. Por no haber no hay ni villancicos. Apenas se escuchan estos cánticos navideños que habitualmente salían de los establecimientos e invitaban a los viandantes a pararse en los escaparates y  morder el anzuelo.

El inicio de la campaña navideña está siendo pésimo para los comerciantes que han visto cómo sus ventas han bajado en Cádiz capital un 50% con respecto al año pasado, cuando los beneficios no fueron ni mucho menos para tirar cohetes. Con semejante panorama los ánimos  no están para cantar ni para villancicos.

Basta con darse una vuelta por las calles más céntricas de la ciudad para ver que apenas hay gente paseando por las calles, con las excepciones propias de las horas punta, cuando sí se pueden ver a los gaditanos mirando, que no gastando.

Algunos ejemplos

En la calle José del Toro la desolación es absoluta. Los pocos comercios que logran resistir al envite de la crisis muestran su preocupación por el inicio desastroso de la campaña navideña. Margarita es la propietaria de Yokana, una tienda de ropa, complementos y detalles. Con una sonrisa de circunstancia dibujada en su rostro asegura que no quiere hacer un recuento de lo que se ha vendido hasta el momento porque no quiere alarmarse más de la cuenta. Y eso que ha ido bajando los precios para adaptarse a los bolsillos, pero el problema ahora es que las familias no tienen liquidez. “Espero equivocarme, y que en los próximos días se anime la cosa, pero pinta bastante mal. Ya lo notamos cuando le redujeron el sueldo a los funcionarios, y ahora con la eliminación de la paga extraordinaria de diciembre, ni te cuento”.

En San Francisco, la situación es parecida. La tienda de lencería Mar Azul también ha notado el descenso de las ventas como nunca. Chari, la dueña, insiste en que los gaditanos se lo piensan mucho más a la hora de gastar: “La gente entra, mira, pregunta y se va, y así estamos”.  En su caso lleva más de 35 años dedicándose al comercio, y tienen claro que nunca ha vivido una campaña navideña como ésta, con tanta tristeza en las calles y una venta prácticamente nula.
No obstante, Chari no entiende cómo la gente escatima en gastos básicos, “y luego ves que hacen cola para hacerse con un móvil de última generación con lo que cuestan o que esperan lo indecible para comprar las entradas del Falla cuando llega Carnaval, y para eso se necesita dinero”.

En la calle Compañía, el dueño de la zapatería Vasconia, Francisco Guitián, describe el mismo panorama. “A ciertas horas veo gente paseando por las calles, pero ni siquiera entran, y los que se atreven a preguntar, todo les parece caro. A la gente le parece una bestialidad gastarse más de 30 euros en un zapato y no miran la calidad del producto, sólo que en otros sitios lo encuentran por 10”. Para Guitián se están dando un cúmulo se circunstancias negativas que hacen que el pequeño comercio no funcione, “cuando somos los que sostenemos la economía”.

Justo al lado de Vasconia, Antonio, de la tienda de modas de caballero Manuel Infante, ha bajado los precios para intentar dar salida a la mercancía. Hace unos días llamó uno de los proveedores para preguntarle si le interesaba una nueva remesa de prendas. Evidentemente, le tuvo dar la negativa por respuesta, “que más me gustaría a mí, pero al parecer estamos todos igual, de hecho, las empresas que nos surten nos dicen que no pueden empezar a almacenar la ropa de la temporada de primavera porque no tienen sitio en las naves, ya que no están dando salida a las prendas de inverno”.

María Teresa García, de Confecciones Bilbao, en la calle Sacramento, pinta la misma situación: “Fíjate si está mal la cosa que no hay alegría en las calles, cuando los gaditanos siempre nos hemos caracterizado por lo contrario”. De momento, su negocio, abierto desde hace 40 años, está resistiendo la embestida de la economía como buenamente puede, eso sí, les da para pocos lujos, o más bien para ninguno: “Pagar y comer, y para de contar”, asegura.
Mientras la caja se descalabra conforme van pasando los días, los pequeños comerciantes se afanan por dar el mejor trato a la clientela. Dan todo tipo de ventajas, una atención minuciosa, porque cada persona que entra en el establecimiento es una oportunidad.

El trato especializado e individualizado es precisamente lo que caracteriza al comercio tradicional, lo que lo hace único e impagable, a pesar de que está infravalorado, sobre todo con la entrada en escena de las multinacionales, franquicias y tiendas multiprecio.

De otro lado, parece que se está produciendo un repunte en el número de carteristas, que aprovechan cualquier pequeña bulla en el interior de los establecimientos para saquear los bolsos de los clientes.

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