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Solo el llamamiento a huelga los días 18 y 19 en el sector del metal, con la amenaza de convertirla indefinida a partir del próximo 23 de junio ha tenido consecuencias en el astillero de Cádiz, con maniobras para que Carnival sacara antes de tiempo el crucero Liberty y los trabajadores advirtieran de que no habría colaboración para aligerar plazos, sin cumplir horas extras ni acudir al tajo los sábados, domingos y festivos. La Armada, por su parte, ha retrasado a final de mes, al menos, la llegada de la Fragata Numancia, que debería estar varada desde el pasado jueves para someterse a labores de mantenimiento.
La Bahía de Cádiz contiene la respiración nuevamente, con los ecos de los días de rabi y furia en la capital y Puerto Real, mayormente, con unos paros que acabaron en algaradas, con media docena de detenidos y la tanqueta de la Policía Nacional por las calles de la barriada del Río San Pedro.
Entonces, como ahora, el nuevo convenio del metal enfrenta a sindicatos y patronal. Este lunes, rotas las negociaciones desde hace una semana y media, volverán a sentarse ambas partes en la reunión prevista en el Sercla. Penúltimo cartucho antes de que se tomen finitivamente medidas de presión por parte de los representantes sindicales.
El secretario general de FICA UGT, Antonio Montoro, asegura en un audio remitido a VIVA CÁDIZ que afronta la reunión con esperanza. El responsable de la Federación de Empresas de la Provincia de Cádiz (Femca), José Muñoz, también acude con ánimo conciliador. Pero ni uno ni otro se mueven, al menos en las conversaciones mantenidas este fin de semana, de sus planteamientos, los mismos que dieron al traste con el diálogo y que ha puesto sobre la mesa la posibilidad de la huelga.
Entre las reivindicaciones de CCOO y UGT, destacan cuatro: revalorización salarial conforme al IPC desde el 1 de enero de 2024; mejora de la regulación de bajas médicas, garantizando condiciones más justas para los trabajadores; y, sobre todo, la regulación equitativa para el personal fijo discontinuo y la eliminación de la brecha salarial, extendiendo a la totalidad de las plantillas el plus por toxicidad y penosidad. Montoro lamenta “el empecinamiento” de Femca de no aceptar estas dos últimas peticiones.
La patronal argumenta el elevado coste económico de estas medidas para las pequeñas y medianas empresas, especialmente, porque “puede acabar por arruinar un pequeño taller”, e insiste en que se han hecho importantes cesiones.
Muñoz ha remarcado los avances acordados relativos a dietas, que se duplican, desplazamientos y alojamientos de trabajadores, y no muestra rechazo al incremento de la nómina de acuerdo al IPC anual.
