En el informe anual sobre sus actividades, la Ecri alerta de que ese tipo de difusión afecta sobre todo a los jóvenes y anima a los Estados a luchar contra esas ideas “sin atentar contra la libertad de expresión”.
Además, pide que sus 47 Estados miembros y las organizaciones internacionales refuercen el diálogo con los nuevos medios de comunicación, los prestadores de servicios y las redes sociales para luchar contra las infracciones inspiradas por el odio en la red.
El presidente de la Ecri, Nils Muiznieks, aseguró en unas declaraciones a Efe que los prestadores de servicios y algunas redes sociales “no han estado especialmente interesados en alcanzar un compromiso de diálogo con grupos de derechos humanos”.
A pesar de ello, Muiznieks dijo observar “algunos progresos” y citó a Alemania y Holanda como ejemplos del buen diálogo entre los prestadores de servicios, las ONG y las autoridades al establecer, por ejemplo, líneas telefónicas para expresar quejas.
La OSCE, la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE y la Ecri firmaron en 2010 una declaración en la que pedían a los Estados que examinaran si sus legislaciones contaban con instrumentos para luchar contra los crímenes por prejuicios racistas en Internet.
Aborda asuntos como el de la inmigración y reconoce que hablar la lengua del país de acogida es un “factor de integración esencial”.