Con el siglo XX ya maduro, un hombre se trasladó desde Benidorm, en Alicante, hasta la costa gaditana, concretamente hasta Barbate, para trabajar en la Almadraba y luego en un Ayuntamiento aún en ciernes. Su mujer, profesora de parvulario, llevó a cabo tan extraordinaria labor que a día de hoy un colegio lleva su nombre: Áurea López. Fruto de esa unión, el cinco de julio de 1.951 nacía Manuel Saval López, barbateño enamorado de su pueblo y cuya trayectoria personal y laboral es digna de ser elogiada. De hecho, el pasado sábado 30 de noviembre, en un solemne acto en Cádiz, recibía la Medalla de Oro al Mérito Profesional por su destacada trayectoria, otorgada por decisión de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Cádiz y Ceuta.
Pero ese homenaje, que pocas personas logran en su vida, tiene como base un pasado de sacrificio, esfuerzo y dedicación, no solo para honrar su profesión, sino también a Barbate, con el que se ha volcado de diferentes maneras, todas ellas con éxito.
Apenas conoció a su padre, que fallecía cuando él tenía 9 años. Su madre, una de esas mujeres cuya fortaleza perdura en la memoria de quienes tuvieron la suerte de conocerla, se echó el peso de la familia a su espalda compaginando el trabajo con la crianza de sus hijos.
A temprana edad, Manuel Saval llegó a Utrera para estudiar el Bachillerato en el Colegio Salesiano. Luego optó por Medicina en Cádiz aunque “con la transición en España en ciernes, se abría una puerta para numerosos cambios en la sociedad y en mundo laboral debido a la muerte de Franco”, por lo que al tercer año optó por estudiar también la carrera de Graduado Social, también en Cádiz aunque gracias a unos seminarios que se realizaban a manos de profesores de la Universidad de Granada.
En 1.984 se colegió como Graduado Social. Trabajó en Sevillana Eléctrica (actual Endesa) en el departamento de Personal hasta 1.988. A la hora de coger las vacaciones, optaba por los meses de la Renta para regresar a Barbate y ayudar a su cuñado Justo en una gestoría. Desgraciadamente, Justo fallecía repentinamente, “por lo que me pedí una excedencia de cuatro años para hacerme cargo de la Gestoría, la cual cada año aumentaba la facturación. Compré un local a mi hermana, y cedí a mi sobrino la parte de atrás para que se encargara de la parte fiscal, junto con personal y programas fiscales, mientras yo me dedicaba a la laboral.
A partir de entonces, “mucho trabajo, noches sin dormir, sobre todo, en los días que había que presentar la renta”. Una labor que ha cambiado mucho… “porque todo era a base de calculadora y máquina de escribir… ahora, gracias a internet, el trabajo es mucho más sencillo”.
Un ejemplo, “antes, para estar informados sobre los cambios en la normativa, teníamos que leernos el Boletín Oficial del Estado, extraer la información que nos afectaba, fotocopiarla y trasladársela a los trabajadores… ahora basta con pinchar en la web, con San Google a la cabeza, y listo”.
“Formación y sacrificio” es uno de sus mantras, “la base del buen profesional, pero en esto también han cambiado las cosas, ahora muchos buscan trabajar lo menos posible y ganar mucho, pero se olvidan que el conocimiento ayuda y mucho a los clientes, que es a quienes nos debemos”.
Con la formación y el conocimiento “nos adaptamos y hemos sobrevivido a reformas laborales, desaceleraciones y crisis económicas, contrarreformas, etc. Adaptación con antelación para poner los medios necesarios”. Y aquí Saval quiere insistir en una cuestión: “la normativa debe estar preparada para los cambios sociales, cierto, pero en general la normativa está bien, el problema es su aplicación y el hecho de que se aprovechen de ella”.
Empresa familiar
Pero volvamos a su día a día. En su empresa, “todo un orgullo”, cuenta con ocho empleados, entre ellos sus tres hijos, Jaime, Manolo y Carlos. Ellos llevan la gestión de la oficina, los procesos judiciales y la parte fiscal, al tiempo que colaboran con el despacho de abogados gaditano de Antonio Rosado.
“Es un orgullo tener a mis hijos aquí y ver cómo adquieren responsabilidades. Está garantizado mi reemplazo (ahora que disfruta de una jubilación activa)”, señala Saval, un padre que ha inculcado, y de eso da fe es que esto escribe, “valores que comienzan con mi propio ejemplo para que triunfen en la vida. Son chicos extraordinarios”.
Fuera del ámbito laboral, en 1.999 se adentró en la vida política de la mano del PP. Le ofrecieron encabezar la candidatura pero “no podía dejar de lado mi profesión y opté por declinar la oferta”. Ese año ganó las Elecciones Municipales y ostentó durante cuatro años las concejalías de Personal, Urbanismo y Policía Local”. Independientemente de colores políticos, entre sus logros está mejorar y mucho la seguridad ciudadana (gestionó la llegada de los GRS tras el fallecimiento del cabo Diego Pérez), y -aunque esta es mi opinión-, dignificó la Policía Local con una nueva Jefatura y con mejoras en medios materiales y personales. También logró la instalación del primer Polígono Industrial (y, por ahora, único). Su espinita “los hoteles de Los Caños de Meca en Trafalgar”. Volvió a ganar las elecciones pero “los pactos y otras cuestiones me llevaron a renunciar al acta de concejal nada más comenzar el nuevo mandato, porque no era mi intención estar en la política por estar. Mi objetivo siempre ha sido mejorar la calidad de vida de mis vecinos. Yo era un profesional que hacía política, que no es lo mismo que un profesional de la política, de esos ya hay muchos (risas)”. También fue presidente de la Unión de Empresarios de Barbate.
Antes de despedirnos, le preguntó por qué le cuesta tanto a nuestro pueblo salir adelante, por qué cada proyecto es una odisea… “por la gente. Eso no pasa en Conil. Aquí somos conformistas con los dirigentes, lo que les permite hacer lo que quieran. Hay que rebelarse y estar unidos”. En su opinión, y la mía, “necesitamos una plataforma ciudadana independiente de cualquier signo político, que haga prevalecer el beneficio del pueblo pese a quien le pese. La limpieza, la seguridad, la salud, la educación y el fomento del empleo son cuestiones en las que todos, sean de izquierda o de derecha, están de acuerdo si lo que buscan en lo mejor para nuestro pueblo. Por eso, hay que llevar las actuaciones que sean necesarias para lograr los fines, es imposible de otra forma”.