“No hay una poesía de la razón y no hay una filosofía sentimental”

Publicado: 21/01/2014
De un poeta y de un filósofo nunca debemos esperar respuestas, sino preguntas, muchas preguntas, preguntas blancas e inquietantes como una multitud de cisnes en un estanque dominical.
Vuelve Piedra del molino, la revista poética dirigida por Jorge de Arco, y entre otros nombres encontramos un poema de la poeta Lucía Ruiz Bernal. Poeta y Licenciada en Filosofía, en esta entrevista nos habla de ambas modalidades del pensamiento, de estas dos disciplinas del corazón y la cabeza que lo llenan todo de preguntas. Va dado quien se acerque a ella buscando certezas.
 
—Usted es poeta y filósofa. Escribe versos y es profesora de Filosofía. ¿Cómo se compaginan las cosas del corazón con las de la cabeza?
—No necesariamente ambas cosas deben ser opuestas, somos un todo. A veces a través del pensamiento llega una luminosa claridad, que luego expreso en mis poemas. Ortega decía que la claridad era la cortesía del poeta. ¿Qué soy yo si no pensamiento, sentimiento, emoción,…? ¿Cómo deslindar todo esto, dónde está el límite? La filosofía es una búsqueda, la poesía también, la filosofía es una forma de estar en el mundo, la poesía también, la filosofía necesita de los avatares y contradicciones de la vida, la poesía también,…
Cuando estoy dando clases es precisamente con la pregunta como desencadeno el discurso argumentativo, pero curiosamente en los alumnos va surgiendo una necesidad de contar y de expresar lo que sienten, piensan y viven, por lo tanto no puedo separar el pensamiento del sentimiento, la razón de las vivencias.  Y para no extenderme porque podría hablar mucho sobre lo que me pregunta, la filosofía tiene la capacidad de "zarandear", "remover", "activar",….la poesía también lo hace. En el prólogo de mi libro el escritor Borja de Diego dice que mis textos acogen, mis palabras guían en el camino doloroso y hermoso de vivir… ¿No hace la filosofía  esto también?


—La poesía es sentimiento. La filosofía es pensamiento. Eso dicho a grandes trazos. ¿Pero dónde esta su unión? O sea, ¿hay poesía de la razón y filosofía sentimental?
—Para mí no hay una poesía de la razón y no hay una filosofía sentimental. Eugenio Trías dice "la Filosofía es pensamiento en el límite", la poesía es también un límite entre el exterior y mi interior, el límite de mi propio ser. Yo buceo en mis vivencias y luego necesito el poema para expresarlas. La filosofía me puede dar respuestas y la poesía también, pero en distintos planos. Cito algunos de mis versos: "Soy una pregunta y también un precipicio" … "¿Cuál es la distancia entre mi ser y lo demás?" … Al leer estos versos me hago la pregunta: ¿Puedo separar la filosofía de la poesía, cuánto hay de filosófico en estos versos y cuánto de poesía?... Discúlpeme si en vez de responder a su entrevista estoy haciéndole preguntas, lo mismo me sucede cuando decido escribir sobre algo, interiormente hay muchos interrogantes ¿Quién es el otro? ¿Qué es lo que realmente existe? ¿Hay palabras para nombrar todo lo que existe? ¿Existe todo lo que podemos nombrar?... Un poema en el que estoy trabajando ahora tiene estos versos: "Te invento como un pájaro inventa su vuelo para saber que es pájaro"… estos versos son un claro ejemplo de cómo a través de la poesía yo de alguna manera me explico el mundo, entiendo la vida, me posiciono ante lo que sucede,…detrás de cada palabra hay siempre un misterio y también una contradicción porque crear también es destruir. Yo me pregunto ¿cuánta presencia hay en lo que se expresa?¿qué habita la palabra y quién lo pone: el lector o el escritor?


—Usted nace en Arcos. ¿Cómo ve a la actual poesía arcense? ¿Y cómo ve a la poesía española en general?
—Pasé parte de mi infancia en Arcos, vivencias que marcan para siempre, además este pueblo para mi es entrañable porque aquí experimenté la primicia de todo lo hermoso de la vida: los juegos, el primer amor, los familiares, las primeras aventuras sola con los amigos, los paseos por sus entrañables y peculiares calles y paisajes, las fiestas, los bailes,..   Ahora estoy algo desconectada del ambiente cultural de Arcos, mi trabajo de interina y mi vida casi asentada en Sevilla han sido determinantes, pero como hoy en día la distancia es sólo geográfica, quiero seguir vinculada a este lugar. Con relación a la poesía española en general es cierto que hay mucha variedad y riqueza, además gran facilidad para acceder a la lectura de todo lo que nos interese.  La poesía siempre ha sido de lectores minoritarios, seguirá siendo, lo importante es que pueda llegar a todos los que lo desean. Por otra parte sé que en Arcos hay una gran actividad creativa y literaria, este pueblo tiene entidad y de alguna manera hay algo no tangible que suscita la escritura y la producción literaria. Yo lo celebro.


—"Piedra del molino", la revista de poesía que dirige Jorge de Arco, presenta hoy su número 19, correspondiente al otoño de 2013. En dicha revista aparece un poema suyo. Es todo un honor aparecer en esta revista tan importante, ¿no cree?
—Claro que sí, no sólo por la posibilidad de hacer llegar a los lectores mi poesía, sino porque creo que hoy en día y en las circunstancias actuales donde se prima lo eficiente, lo pragmático, lo útil,… donde nos alejamos de la dimensión humanística y creativa porque todo está mercantilizado, es necesario la poesía y su función de revelación, de luminosidad, de lo esencial. Ahora es necesario este lenguaje y esta manera de crear. Por otra parte, en Arcos ha habido, hay poetas, acoge a poetas, es un pueblo en simbiosis con la creación, de ahí la importancia de revistas como Piedra del molino.


—La filosofía, como todo lo que significa ansias de conocer, de saber, es un acto de amor. De amor a la vida, al conocimiento. ¿Se enseña hoy correctamente a amar la vida a través de la filosofía?
—Actualmente la filosofía está pasando momentos difíciles, las personas quieren respuestas rápidas, usar y tirar, huyen de la pregunta y la reflexión les asusta. No sé si se puede enseñar a amar la vida a través de la filosofía, yo intento a través de la filosofía ayudar a tener un pensamiento propio y crítico, a ser autónomo y a la vez libre, sólo me atrevo a mostrar cómo se puede amar la vida a través del conocimiento, no enseñar a amarla. Cuando estoy en clase percibo en los jóvenes una inquietud por encontrar en las doctrinas filosóficas las respuestas a sus preguntas, porque aunque hayamos avanzado tecnológicamente y científicamente, nos seguimos haciendo los mismos interrogantes, la vida sigue siendo un misterio, la soledad, el dolor, la compañía, la vida en sí misma sigue siendo de la única forma que puede ser: una proeza. Cuando me he tenido que marchar de los institutos porque se ha acabado la sustitución o el curso, recibo algunas notas de los chavales, que guardo con cariño, en ellas muestran lo importante que ha sido en su trayectoria académica, si no vital, lo que han aprendido y lo que les ha sucedido  en las clases, creo que con este testimonio quizás responda a su pregunta.  

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