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Barbate

Una ventana al Carnaval

Adiós a Antonio Alba, un hombre comprometido en varios aspectos sociales y culturales de Barbate y Cádiz

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  • Los Licenciados, comparsa de Barbate de Jose Manuel Cardoso y Antonio Reyes. Carnaval de Cádiz 2004. -

Ante todo, te pido permiso para hablarte en presente y cara a cara, como te a ti te gusta, y pido permiso a mis compañeros, los que fueron y los que son, para hablar también en nombre de ellos con todo el cariño que nos une.

Muchas gracias de todo corazón de parte de tu grupo del que eres una parte y grande en nuestra historia

Estoy seguro que esto no te gusta, porque siempre has sido especial, y sé que prefieres mencionar a los personajes de tus recuerdos, en historias y anécdotas, a ser mencionado... pero ya es inevitable que tú seas uno de las que yo contaré.

No sé si al ser tan jóvenes, locos o irresponsables, se quedó algo en el camino. Por lo menos es imprescindible decir que te debemos un aprendizaje de vida y la suerte de compartir muchas vivencias a tu lado, en torno a nuestra pasión por el Carnaval. Nos regalaste la manera de cómo hay que desenvolverse en un mundo de pícaros caballeros, como es el de nuestra fiesta gaditana.


Por eso hoy, 20 años después, sigue ahí tu marca impregnada en nosotros, como un sello tatuado en el alma y en el corazón, como una guía de cómo hacer bien las cosas... Con clase, como tu decías y como te gustaba hacerlas, porque las cosas bien hechas son para siempre.

Por eso es de buenos alumnos acordarse a menudo del maestro y pedir quince perdones multiplicados por mil y una noches en las que nos abriste ventanas y puertas a un mundo de mayores, acompañándonos con tu sabiduría, con tu arte y tu experiencia, y sin ningún reproche, al contrario, rellenando pacientemente de consejos nuestra inocencia carnavalera. Eso te define como la gran persona que eres y como Gran Maestre. Siempre alerta con el ‘enemigo’ y con cualquier situación comprometida, como buen protector.

Hay quien no confiaba en nosotros, hay quien nos saludaba desde la envidia, hay quien no quería bien para nuestra andadura en el carnaval, pero tú, sin embargo, nos diste las llaves de tu casa desinteresadamente, nos abriste puertas y ventanas (porque en eso eres maestro) y apostaste por lo que hacíamos, empujado tal vez por tu afición, por tu dedicación, por tu mente analítica, tu infinito sarcasmo, tu eterno cachondeo,y tu determinación ante el mundo.

Entremezclando en cada ensayo una historia con la que reír, un momento glorioso en el Falla, una noche loca o uno de tus sabios axiomas; ante los oídos de aquellos jóvenes que éramos. Porque ya hace 20 años tenías licencia para ello.

No todo el mundo llegó a ser y a hacer cantera, lograr lo más grande en el coliseo gaditano, y luego continuar con el deber moral de encauzar a unos jóvenes en su ilusiones copleras. Y tú lo hiciste. Esa es, a mi juicio, la grandeza y la definición de la pasión en mayúsculas.

Es por ello, y es de justicia, que te agradezcamos lo que hiciste por nosotros, lo que has significado para un grupo de amigos y para que sepas lo que se te aprecia. Esos niños eran insensatos, y hoy, 20 años después, ya son padres y, si han conseguido llegar a ser un poco hombres, también es gracias a ti, a tu solidaridad y a tus enseñanzas. Tenemos mil historias para contar y seguir riendo contigo, así que nada de estar serios en todo lo que nos queda de ti y en todo lo que nos has dado.

Tan solamente te veíamos exaltarte y a porfía defendiendo a tu gran amigo Antonio Martín, cuando uno de nosotros se decantaba algún año cualquiera por la comparsa de Juan Carlos, Tino o Bienvenido. Solo entonces saltaba el orgullo de profesor comparsista aleccionando con clase a toda tu aula de carnaval, que te escuchaba ensimismada.

Si todos los ‘Martinistas’ fueran como tú, solo haría falta uno en cada pueblo, que como profeta con su cayado, abriría los mares dejando callado (valga la redundancia) a cualquiera, sepultándolo  bajo el mar de tus disertaciones filosóficas y tus explicaciones, para llevártelo al huerto de la Cruz Verde.

Antonio Martín puede estar orgulloso de tenerte como amigo, puede presumir de haber sido un personaje que pasó por la vida de Antonio Alba, aunque para mí, le faltó llevarte en ‘Encajebolillo’ delante y en medio, para además de ser primer premio, fuera la mejor comparsa de la historia. Solamente con tu porte canastero y cabal hubiera bastado. Ji, ji, ji. Aunque sé que cuando leas estas líneas  vas a decir, como decías muchas veces, “Ezonovaená, es cartón del 2”.

Muchas gracias de todo corazón de parte de tu grupo del que eres una parte y grande en nuestra historia.

Para nosotros ya estás en nuestras vidas para siempre en forma de anécdotas graciosas, contando historias y sentenciando verdades como fandangos, dejando impertérrito al respetable, y alejándote con el porte de un artista en  capotazo de despedida, que sé que es como te ha gustado siempre irte para quedarte para siempre, entre nosotros. Te queremos Antonio.

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