A escasas horas de que comiencen los XV Juegos Paralímpicos de Río 2016, la extiradora de la clase A y campeona en la ciudad Condal recuerda con nostalgia sus primeras Paralimpiadas y sus exitosa carrera deportiva, con más de 98 medallas. Los Juegos de Brasil serán los primeros a los que la malagueña no viajará acompañando al equipo paralímpico, pero desde la distancia y de reojo seguirá la actuación de sus muchos amigos en la capital carioca durante los próximos 11 días.
Desde Barcelona 92, ¿esta es la primera falta de asistencia a unas Paralimpiadas?
–De una forma u otra he estado siempre presente desde el 92. Van a ser mis primeros Juegos en los que no estoy físicamente formando parte ya sea como competidora, miembro de la selección española, del Comité Paralímpico Español (CPE), el internacional o de la Federación Internacional de Esgrima.
¿Qué representan para un deportista unos Juegos Paralímpicos?
–Es la aspiración máxima. Conseguir clasificarse es algo más que un sueño por el que luchas, trabajas y abandonas tu vida. Quiero creer que todos los que participamos en unos Juegos tenemos un alto sentido del honor porque nos cuesta tanto llegar... son tantas renuncias. La exigencia es lo primero para el día D en el que te lo juegas todo a una carta y nadie garantiza nada. Es un privilegio representar a tu país porque te lo has ganado a pulso, nadie te lo regala. No es fácil.
¿Existe la misma dificultad en España y en el resto de países?
–No es lo mismo. Hay países donde los deportistas están considerados héroes nacionales y otros en los que son grandes soñadores con una pasión. Hay lugares donde los metales se pagan a un alto precio y otros donde ni se pegan, no se valoran. En España hemos sido víctimas de una sociedad con poca cultura deportiva olímpica y paralímpica. Somos los grandes desconocidos porque no vendemos como el resto pero este es el negocio de la comunicación.
¿Sigue sintiendo un trato diferente entre olímpicos y paralímpicos?
–Parece que somos los hijos de un dios menor. Que nuestras medallas no cuestan tanto y que paralímpico puede ser cualquiera. Y esto es una cuestión de sacrificio, valentía y talento. Las diferencias no existen porque practicamos deporte adaptado a nosotros y el sacrificio es el mismo. La disciplina olímpica será más recompensada que si es paralímpica. Sacamos los colores al propio deporte porque con menos recursos logramos mejores resultados.
Agravio comparativo que estuvo a punto de hacer zozobrar los JJPP en Río.
–Han sido unos JJOO muy particulares debido a los mosquitos, la inseguridad y los problemas sociales. Creo que el Comité Organizador ha hecho un sobreesfuerzo por hacer realidad los JJPP. Hubiese sido lamentable que no se celebraran después de la lucha de los deportistas.
Centrándonos en Málaga, serán tres los representantes que estarán en Brasil. ¿Cómo lo valoras?
–Tener a nuestros deportistas clasificados es un éxito porque ni son todos los que están ni están todos los que son. Hay muchas personas que no han podido alcanzar la meta.
Dos futbolistas del Once Málaga y un jugador del Clínicas Rincón Amivel, ambos en primera nacional de sus modalidades. ¿Fundamental el apoyo a los clubes?
–Ese es el hándicap que tiene el deporte español en general. Nos preocupamos mucho de la élite pero nos olvidamos de las bases. Creo que las políticas deportivas deberían ir dirigidas a este fin. El deporte escolar no se puede olvidar y la actividad física provoca un efecto socializador y de cohesión social fundamental.
Aunque más alejada del deporte, ahora en su horizonte se abren nuevos caminos.
–Realmente no me he alejado del deporte, nunca lo haré, porque el deporte soy yo; es lo que le ha dado sentido a mi vida. Trabajo en Accesibilidad y desde este área se lleva el deporte adaptado, que es una herramienta magnífica para mostrar a la sociedad que las personas con discapacidad aportamos valor y nuestra realidad hace que las cosas funcionen de otra forma. Es un privilegio devolver parte de lo que he recibido porque gracias a Málaga he podido llegar a donde lo he hecho a nivel deportivo y Paqui Bazalo es patrimonio de la ciudad.
¿Toca seguir Río desde la televisión?
–A través de las redes sociales y los medios, sí. Mis responsabilidades hacen imposible que pueda estar fuera tanto tiempo pero aún así mi alma estará en río y mi corazón suena a samba. Han sido muchos años y esto forma parte de mi vida; Río no ha podido ser y esperaremos a Tokio 2020, porque el sushi también es un plato interesante.