Se llama
Operación Delta y corresponde a una incvestigación que ha dejado dos
registros en la Costa del Sol, Marbella y Ojén, y que ha servido a la Policía Nacional para
desarticular una organización que se dedicaba el robo a la carta de vehículos todoterreno que proporcionaban a
narcotraficantes de Málaga, Cádiz, Huelva y Sevilla..
El operativo deja hasta el momento
seis detenidos en diversos puntos de España, a los que se les imputan delitos de
pertenencia a organización criminal, robo de vehículos, falsedad documental y tenencia de sustancias estupefacientes.
A los arerstados,a demás, se les atribuyen un total de
46 robos de vehículos en Málaga y Madrid (estimados entre 70.000 y 100.000 euros), valorados en cerca de 3,3 millones de euros y de los cuales 13 han podido ser recuperados. No obstante, teniendo en cuenta las anteriores operaciones policiales en las que se vieron envueltos los implicados, en las que se esclarecieron el robo de 146 vehículos, el perjuicio económico causado por la banda asciende a 9,8 millones de euros.
Todo arrancó en
octubre de 2023 cuando los agentes detectaron un notable incremento en el robo de todoterrenos de alta gama tanto
en la vía pública como en el interior de garajes comunitarios y casas privadas, ha informado la Dirección General de la Policía.
Las pesquisas en torno a cada una de las sustracciones reveló que detrás de ellas se encontraba una organización criminal especializada en este tipo de hechos y compuesta principalmente por
ciudadanos de origen búlgaro. Ya habían sido detenidos en anteriores investigaciones, lo que les proporcionaba conocimiento de la operativa policial dificultando su localización y detención.
Los grupos de narcotraficantes
les pedían coches con determinadas especificidades y, una vez localizados, los vigilaban y les instalaban
dispositivos de geolocalización. De esta manera, una vez los "clientes" les demandaban el vehículo,
tenían acceso a su ubicación y podían proceder al robo.
La mayoría de los todoterrenos los robaban en
Málaga y Madrid, donde disponían de viviendas que iban cambiando con frecuencia para evitar ser detectados. Después los llevaban a una casa de campo que funcionaba como centro logístico, en la que ocultaban y manipulaban los vehículos antes de entregárselos a las bandas de narcotraficantes de la Costa del Sol, el Campo de Gibraltar y el resto de la provincia de Cádiz, Huelva y Sevilla.
En el marco de esta investigación se llevaron a cabo seis registros domiciliarios en Marbella y Ojén (Málaga), La Zubia (Granada), Madrid y Carmona (Sevilla en los que se intervinieron numerosos
teléfonos móviles, ordenadores y equipos informáticos para la desactivación de sistemas de alarma, reprogramación y codificación de centralitas de los vehículos, así como llaves vírgenes.
También
inhibidores y detectores de frecuencia y dispositivos de geolocalización, una baliza luminosa azul similar a las empleadas por los cuerpos policiales, dinero en efectivo, placas de matrículas y documentos falsos.