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El Loco de la salina

El retrete

Seguro que este domingo nadie fue a darle al menos un beso a esa taza blanca, joya de tan solicitado recinto

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Me van a perdonar que por fin le dedique unas líneas al retrete, aunque, según como se mire, los locos sabemos que hay cosas más agradables en este mundo. Y es que este domingo, día 19 de noviembre, para descansar un poquito de la política y como un oasis dentro de tanto follón, se celebró el Día Mundial del Retrete, y nosotros con estos pelos. Ya era hora, porque ese apartado lugar, destinado a cagar, tal como suena, y retirado a los efectos prácticos y lingüísticos de nuestras locas vidas, se merecía un cálido homenaje y un limpio  recuerdo. Seguro que este domingo nadie fue a darle al menos un beso a esa taza blanca, joya de tan solicitado recinto, que ha tendido siempre su generosa mano a esos culos ayer reventones y hoy desagradecidos.

El retrete es tan antiguo como el mismo ser humano y su biografía no deja de ser apasionante, aunque muchos paisanos pongan cara de asco al mencionarlo. Es verdad que la sociedad romana popularizó el uso de un lugar de charla distendida destinado a hacer caca, pero la vida del retrete, como la necesidad humana de evacuación, se remonta a los albores de la historia.

En algún bar de La Isla he visto que cuelga un letrero con la palabra Retrete, pero esto es algo excepcional que no se lleva, porque ver esa palabra en un Restaurante lujoso parece que choca con el buen gusto. Etimológicamente la palabra Retrete proviene del latín retractum (retraído). Ya en catalán (toca madera) retret significa persona retraída, que le gusta estar sola. Después pasó a ser el sitio preferido para aliviar el vientre y quedarse tranquilo; pero este significado se fue difuminando poco a poco a través del tiempo y llegó un momento en que ya sonaba fatal, hasta prácticamente dejar de utilizarse. Hoy nos hemos vuelto más finos y utilizamos otras palabras al parecer más decentes: aseo, servicio, baño, inodoro, lavabo, excusado, letrina… También nos hemos lanzado ya a manejar otros idiomas y usamos toilette, wáter... Incluso la palabra cagar, estando recogida en nuestro diccionario sin echar mal olor, la hemos sustituido por defecar, obrar, hacer pó…, a pesar de que por ella pasamos todos: Caga el pobre, caga el rico, caga el Papa, y de cagar nadie se escapa.

Lo del retrete demuestra que la lengua española es bastante rica y es capaz de sustituir una palabra por otras que considere mejores en cada momento. Sin embargo, dicho sea de paso, no puedo entender que hoy se cante todo en inglés, como si no tuviéramos una hermosa lengua de la que presumir. Ahí fuera están medio locos y parece que le han sacado el gusto a humillarnos a nosotros mismos, como en política.

Es verdad que también ayer, junto con el Día Mundial del Retrete, se celebró el Día Internacional del Hombre, lo cual no quiere decir ni que el hombre sea el único que tiene derecho a usarlo, ni que se excluya a la mujer de ir al retrete. De hecho, para compensar, coincide que también se celebró ayer el Día Internacional de la Mujer Emprendedora. Si no fuera porque la mujer tarda muchísimo más en salir del retrete, habría en este tema casi una plena igualdad con el hombre, salvando las distancias.

Una famosa frase resume la importancia del retrete como espacio imprescindible: “En este lugar sagrado donde acude tanta gente hace fuerza el más cobarde y se caga el más valiente”.

Los locos queremos hoy homenajear y bendecir ese lugar donde soltamos el lastre que pretende atascar nuestras vidas y de donde salimos con nuevas energías y ganas de vivir.  

 

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