Estas semanas estamos asistiendo a unos acontecimientos que nos están dejando cuanto menos atónitos a aquellos que tenemos cierto aprecio a nuestro Estado de Derecho, y se llama así porque en la transición nos pusimos unas ciertas normas para que el ganador de unas elecciones no pudiese hacer y deshacer cosas a su antojo como si de un autócrata se tratase, sino que tenía que seguir unas ciertas reglas para que se respetase también a las minorías y sus derechos.
Esto parece que ha pasado así hasta que ha llegado Pedro Sánchez, un presidente que no ha tenido el rubor de estirar, doblar, moldear todos estos mecanismos a su libre antojo para su interés personal. Todo ello desde un control nunca visto desde todas las instituciones y en muchas ocasiones con la connivencia de estas, que no han sabido frenar una ambición desmedida por seguir en el poder incluso interpretando nuestra Carta Magna según sus beneficios partidistas.
La hemeroteca es muy reveladora cuando hace tan sólo cuatro meses veíamos a distintos ministros socialistas e incluso al mismo presidente desmentir en todo caso lo de la amnistía porque según ellos ‘no tendría encaje constitucional’. ¡Sorpresa! Ahora si la tiene y no sólo eso sino que ha sido el mismo grupo socialista quien ha presentado esta sonrojarte ley en el Congreso de los Diputados ante las protestas de media España que el domingo salió a la calle.
Las manifestaciones que fueron incluso familiares, algunos portavoces de la izquierda la ven como un movimiento reaccionario que no acepta los resultados electorales. Y ya está bien que maquillen la realidad a su discreción, si fuese así se hubiese salido el día después de las elecciones no la semana en que se firma un acuerdo lamentable en el que una gran parte de los españoles nos sentimos humillados y perjudicados. Además personalmente, me deja perplejo como los partidos de izquierda están suscribiendo los mismos, ya que estos ahondan en la desigualdad que existe en nuestro país favoreciendo a dos de las regiones más ricas en detrimento de las más humildes.
La verdad que no sé donde llegará esta legislatura, pero si el rumbo va a seguir siendo este la crispación no va a dejar de seguir creciendo y con ello va a ser cada vez más difícil nuestra convivencia.
