Harina, agua, sal, aceite de oliva virgen extra y levadura, son los ingredientes básicos para hacer una
base de pizza tradicional. Jamón cocido, mozzarella, tomate y orégano se convirtieron, una vez, en sus '
toppings' por excelencia. El consumidor ha cambiado sus gustos y preferencias a la hora de degustar este manjar de origen napolitano. Ahora, la masa cobra un valor especial frente a los
ingredientes que se usan para coronar una de las recetas más famosas del mundo.
La tendencia ecológica,
saludable,
baja en carbohidratos y en grasas saturadas se hace camino para desterrar aquel dicho que sentenciaba que la pizza lleva asociada el término de comida rápida poco apropiada para una dieta equilibrada.
Los fabricantes de esta delicia tienen algo claro, modificar los ingredientes principales de la base por otros que contengan mayor nivel de nutrientes y beneficios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo es clave para acostumbrar el paladar del cliente final y demostrarle que una harina integral, de
trigo sarraceno o que incluya distintos tipos de vegetales tales como la zanahoria, la coliflor y hasta el brócoli o semillas y cereales denominadas por los expertos como super alimentos como la chía, el lino, el sésamo o la
quinoa, son igual de apetecibles que los de una de base comúnmente denominada, clásica.
Las
masas de pizza refrigeradas que encontramos en los supermercados también siguen esta línea, las tradicionales se modernizan para cubrir un público más amplio y surgen nuevas propuestas con perfiles mejorados que se hacen hueco en el reto de convertir la pizza en un alimento sano y rico a la vez.
Casa Tarradellas es un buen ejemplo, su masa de 5 semillas y cereales incorpora en apenas 260 gramos quinoa, chía, trigo sarraceno, semillas de amapola, así como de espelta, integradas gracias al aceite de oliva que le da un toque extra de sabor.
Coliflow también es una de esas marcas emergentes que han escuchado al mercado para anticiparse a la demanda de este tipo de bases hecha con ingredientes reales. Sus pizzas con base con coliflor creadas por Alba Sánchez-Vicario cuentan con una calificación Nutriscore A en su base y en su receta de verduras, así como un perfil nutricional mejorado en el resto de sus recetas, y que aporta un 30% menos de calorías, 50% menos de grasas y menos sal que una pizza al uso. Según su creadora, “las pizzas de Coliflow contienen el equivalente a 120 gramos de coliflor fresca por base, que se deshidrata para elaborar la masa. Esta se mezcla se elabora con masa madre de fermentación lenta con harina de trigo y trigo sarraceno, así como aceite de oliva virgen extra”, disponibles en Tiendas Ametller Origen.
Otras marcas de pizzas como
Garden Gourmet o
Dr. Oetker incluyen recetas vegetarianas y veganas de cuya base forman parte semillas como el lino o las pipas de calabaza y cereales como la quinoa o la avena. Por poner un ejemplo, las pipas de calabaza suponen un gran aporte nutricional de vitaminas A, B, C, D, E y K, fósforo, zinc, calcio, potasio, hierro y magnesio. La quinoa es rica en proteínas y grasas saludables como el ácido omega 3 y 6 y el lino además de mejorar la salud digestiva reduce el colesterol LDL para evitar el riesgo de enfermedad cardiaca.
Las bases de pizza saludables cobran ahora todo el protagonismo, no es una moda, es una manera más saludable de hacer de la pizza un alimento por el que no sentirse culpable. Llevado a su máximo exponente gracias a la investigación y dedicación de los equipos de I+D que hacen posible llevar a tu mesa la calidad y el sabor de no tener que renunciar a ella nunca más.