Es una réplica de un barco de la Compañía Sueca de las Indias Orientales del siglo XVIII que se hundió en 1745
El velero de madera oceánico más grande del mundo, el Götheborg, ha llegado este jueves por primera vez a Málaga, en la única escala española de una expedición que comenzó en Gotemburgo (Suecia) el pasado mes de junio y que culminará en Shanghái (China) en septiembre de 2023.
El barco, que mide 60 metros de largo y 54 sobre el mar, es una réplica de un barco de la Compañía Sueca de las Indias Orientales del siglo XVIII que se hundió en 1745. Este velero tenía un fuerte vínculo con España y, en concreto, con Cádiz, donde solía hacer escala para el intercambio o recogida de diversos productos.
A las 10 de la mañana de este jueves el barco ha atracado en el puerto de Málaga en la que será la única parada de este buque, de 11 metros de ancho, en España. Tras un parón de cinco días en la capital costasoleña, durante los cuales el público lo podrá visitar, partirá hasta Niza (Francia) para continuar con su travesía.
Como en la archiconocida saga “Piratas del Caribe”, a esta preciosa “Perla Negra” sueca no le falta ningún detalle. Sus llamativos cañones apuntan a suelo español, sus enormes banderas suecas ondean al ritmo del viento y sus tripulantes trabajan a unos cinco metros en los altos mástiles desanudando cuerdas o comprobando el tejido de las velas.
El presidente de la compañía y dueño del barco, Lars Malmer, ha señalado a EFE que el objetivo de esta travesía hasta China es mostrar la importancia que tuvo este barco y promover la historia de Suecia. Según éste, no hay ningún sistema hidráulico y el izado de velas y amarres se realiza a mano, “un trabajo duro” de “puro músculo”.
La tripulación está compuesta por entre 20 y 30 marineros profesionales y por 50 voluntarios que se han ido enrolando a esta aventurera expedición a lo largo de sus distintas paradas y que tendrán el privilegio de sentirse como Jack Sparrow, el reconocido personaje de ”Piratas del Caribe”.
Un reducido grupo de valientes se convertirán en marineros y subirán al buque desde Málaga hasta Niza, donde tendrán que ayudar con la navegación. Lo único que necesitan es tener una buena salud, ser mayores de edad, hablar inglés fluido y tener la necesaria condición física para escalar los mástiles, según Marsen.
Eso sí, esto no serán unas vacaciones, puesto que hay que trabajar mucho en el barco para que llegue a los distintos puertos. Además, durante la travesía no hay internet y los pocos tiempos libres se utilizan para descansar, charlar o jugar a las cartas, como ha explicado la segundo oficial del buque, Silja Jacoby.
La tripulante sueca, que lleva dos meses de travesía, asegura que la velocidad con la que el barco se mueva depende mucho del viento y de la rapidez a la hora de izar las velas. Uno de los momentos más bonitos que recuerda fue cuando a su paso por el Mar Cantábrico una ballena siguió al buque durante horas, lo que encandiló a los marineros.
El barco salió de Gotemburgo (Suecia) en junio de este año y ha pasado por Helsingborg (Suecia), Helsinki (Finlandia), Estocolmo (Suecia), Copenhague (Dinamarca), Oslo (Noruega), Londres (Reino Unido), Bremerhaven (Alemania) y Lisboa (Portugal) y permanecerá en el mar Mediterráneo hasta marzo de 2023, cuando partirá hacia Asia.