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La tribuna de El Puerto

El trepardo

Ignacio Colón | No, no crean que el auto corrector me ha jugado una mala pasada, y que en lugar de trepardo, quería nombrar otra especie del mundo animal

Publicado: 02/05/2018 ·
14:51
· Actualizado: 02/05/2018 · 14:51
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Viva El Puerto

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Ignacio Colón Torrent

No, no crean que el auto corrector me ha jugado una mala pasada, y que en lugar de trepardo, quería nombrar otra especie del mundo animal como el leopardo o el guepardo.

El trepardo es un espécimen de apariencia humana pero que en su interior esconde su verdadera esencia, que no es otra que la de ser un parásito social.
Trepardos los ha habido desde que el mundo es mundo y en todos los ámbitos de la sociedad. Sin embargo, el trepardo que más abunda últimamente, es el político y en este ámbito, es sumamente peligroso. 

El trepardo se cría bajo la protección de otro trepardo aún mayor dentro de un partido de marca. Su misión en esta primera etapa es simple, llevarle la maletita al trepardo superior, adularlo hasta el servilismo, reírle las gracias y alabarlo en público, batiendo palmas con las orejas si es necesario,  en cualquier acto donde la marca está presente.

El trepardo va así adquiriendo experiencia y escalando posiciones dentro del partido. Medrar sin escrúpulos es su objetivo.
Cursa carreras universitarias que nunca ejerce. Adorna su curriculum laboral con alguna experiencia laboral exigua ya que su verdadera profesión, es la de ser un político profesional, aquellos que no han demostrado su valía en el mundo laboral y cuyo único merito es haber hecho carrera en el partido y, por tanto, se debe a él como único modus vivendi. 

El trepardo es manipulador, sibilino, desleal y un especulador de oportunidades. Carece de escrúpulos y no duda en utilizar todas las herramientas a su alcance, incluida los medios de comunicación, para desprestigiar a sus propios rivales y hacerlos caer para hacerse con el poder, caiga quien caiga.

Llega un día en que el trepardo superior, en pago a sus servicios prestados, señala al trepardo local con su dedo incorrupto, cual Santa Teresa de Jesús, como sucesor y monta unas elecciones a la búlgara, ya saben aquellas en las que las decisiones son tomadas por disciplinada unanimidad de las que nadie discrepa, como sucedía en las reuniones del Partido Comunista Búlgaro. ¿Comunista? Vaya contradicción ideológica.

Pero hete aquí, que hay un sector crítico del partido que se rebela contra la decisión a dedo del trepardo superior. El trepardo, ante esta crisis inesperada, ni siquiera es capaz de negociar para intentar que los críticos no rompan la unidad del partido, porque es un mediocre y carece de cualquier rasgo de liderazgo. Nueva votación a la búlgara, y esta vez, si, faltaría más, sale elegido con todos los honores y fanfarrias.

Una que vez que el trepardo ha conseguido el poder se prodiga hasta la nausea mañana, tarde y noche en medios de comunicación y en redes sociales, con foto incluida, para intentar ganar un protagonismo del que carece, y nos quiere vender que todo lo que no ha hecho en años anteriores, porque no le interesaba a nivel personal, lo va a hacer ahora,  pero solo si gobierna.

Disfruten lo votado
 

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