Esta noche los sueños se disparan, las ilusiones se acrecientan, las oraciones se elevan al cielo pidiendo a los Magos de Oriente lo que el nuevo año debe traernos y, al final, todos nos conformamos con que nuestra salud no decaiga. Pide el poderoso más poder, el rico más riqueza, el político más estima, el parado algún trabajo, el pobre un trozo de pan para compartir con sus hijos, el preso la libertad, el enfermo la curación y todos queremos que esta noche mágica se convierta en inolvidable.
Mañana, la mayoría de nosotros comprobaremos que los sueños son irreales, la ilusión se nos cae a los pies, las oraciones las olvidamos, la salud se deteriora con los años, el poderoso ve que otros lo superan, al rico no le queda tiempo para contar lo que tiene, el político se mortifica pensando en nuevas elecciones y entristece ante el panorama que tiene delante, el pobre llora por las faltas de caridad del ser humano, los presos completan hasta el último día sus condenas y el enfermo se resignará ante la falta de dotación para la investigación.
No quiero que se vengan abajo y piensen que todo tiene arreglo en la vida, solo que para ello necesitamos de la palabra mágica “solidaridad”, porque “si tu problema tiene cura, ¿por qué te apuras?; y si no tiene cura, ¿por qué te apuras? Es la solución del conformismo más errático de los ineptos.
Así que levantemos la frente, seamos inspectores de balcones y descubramos que la vida es bella para disfrutarla en compañía de los demás. Hoy, esta noche única en todo el año, debemos retrotraernos a la edad infantil y compartir con los menores la sonrisa que se dibuja en su cara al paso de los Reyes Magos.