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Desde Conil

El Monarca Estival

La reina de las estaciones poco a poco va perdiendo la frescura y el aroma que desprendían sus dominios

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La reina de las estaciones poco a poco va perdiendo la frescura y el aroma que desprendían sus dominios. Estos se ven amenazados por el pacto interestacional, que el astro rey desde tiempos remotos mantiene con el monarca estival.

Esta sociedad de mutuo acuerdo mantienen la climatología estival con subida de temperaturas, procurando siempre el manteniendo de la estabilidad atmosférica en este reino. Esto provoca que la dama floral a la que acompaño durante tres largos meses el rey de los astros con sus destellos de amores, se esté marchitando. El exceso de temperaturas provoca que los verdes prados se vayan secando y los ríos fluyan con menos caudal.

El monarca estival inicia su reinado celebrando una fiesta pagana de origen celta, con los siglos esta será adoptada por el cristianismo. Se celebra la noche del 23 de Junio, en honor a San Juan. Este rito pagano o cristiano consiste en hacer en los pueblos y en las ciudades grandes hogueras, para que estas espanten a los malos espíritus y atraigan los buenos, para que nos acompañen durante todo el año.

Estas noches mágicas también sirven para que con las llamaradas del fuego se le dé más fuerza al dios del sol. Así este podrá mantener este reinado con altas temperaturas.
Simbólicamente el fuego también tiene una función purificadora en las personas que lo contemplan. En algunos municipios de forma tradicional se queman figuras de trapo o madera, que representan escenas cotidianas de la vida de los pueblos, estos muñecos son llamados
“Juanillos”. Todo ello para dar comienzo al solsticio de verano.

“De San Juan a Navidad, medio año cabal”.

El rey de dorada armadura y luz cegadora, es acompañado en su comitiva real por una dama que al andar arrastra una gran bata de cola sobre un lienzo azulino con brillo de pura plata.
Levantando esta a su paso nubes espumosas que salpican con un color blanquecino y un fresco aroma salitroso el mar que la baña. Esta reina de los mares da amparo y cobijo en su corazón a todos los hombres y mujeres de la mar. Durante todo el año es bendecida y alabada, se le ponen ofrendas florares, como a una madre buena que está en el cielo velando por sus hijos de la mar.

En pleno reinado estival es cuando se celebra su onomástica. Con salves marineras es agradecida su protección y su acogida en su regazo de todos los seres queridos de las familias marineras.

Al paso del monarca estival los campos sembrados de trigo van cambiando su verde clorofílico, por el dorado tostado al sol. Las cuadrillas de segadores con sus hoces van cortando las cabezas de espigas que luego serán llevadas a las eras para ser trilladas. Así se obtendrá el preciado trigo, este luego será llevado al molino para convertirlo en oro blanco harinoso. Esta es la base principal del pan nuestro de cada día.

“Con aire solano mal se limpia el grano”.

Durante este caluroso reinado se conserva el cielo limpio o con pocas nubes, permaneciendo los vientos ordinariamente encalmados. El ambiente será muy soleado.

En este periodo estacional donde prevalece el buen temple, los habitantes de pequeñas aldeas, de pueblos y de barrios o barriadas de grandes ciudades, organizan grandes veladas o verbenas populares. Donde los lugareños conviven con sus vecinos y abren sus corazones para recibir a los forasteros que el calor veraniego han hecho que se desplacen de sus residencias habituales. Al compas de bailes amenizados por bandas musicales y por orquestas, regados por el vino de la tierra , con el hambre saciada con la rica gastronomía de estos bellos rincones que abren sus puertas de par en par, para acoger con una calurosa y alegre bienvenida a los visitantes estivales.

“No sabemos lo que vale el agua hasta que el pozo se seca”.

A estas alturas del estío poco a poco van menguando los días, reduciéndose las horas diurnas.
Con la cosecha de la vid y la posterior pisa de su fruto, empieza la decadencia del reino estival.
Con un astro rey agotado y un alto porcentaje de humedad en el ambiente. El monarca de armadura dorada asiste sin poder evitarlo a la elaboración del nuevo mosto salido de la pisa de la uva. Este posteriormente será introducido en las barricas de roble, para su fermentación y transformación en vino joven. Con la vendimia da comienzo la decadencia de su reinado y la llegada del caballero gris, que con su penumbrosa sombra hará de intermediario, para que el traspaso de poderes entre este acabado rey y el monarca otoñal se lleve a buen fin, como siempre se ha llevado desde que el mundo es mundo.

“Agosto y septiembre no duran siempre”.

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