Latir nos hace sentir que estamos vivos. Que somos alguien. Que tenemos algún motivo por el que seguir. Latir como si se fuese a salir el corazón del pecho. Como si hoy tuviésemos que dejarnos la piel por ser alguien mejor. Latir con el corazón en una mano arriesgándonos a que lo desechen, pero sabiendo que nadie nos prohibirá ser. O tal vez sí. Latir pensando en mañana, en todo eso que queremos derribar. Latir soñando, sin saber que algún día podrá hacerse realidad. Latir es algo tan fácil como escuchar el palpitar de tu corazón, ese que a veces te devuelve la calma por muy acelerado que vayas en esta montaña rusa. Sin embargo, a veces llega ese momento en el que perdemos el compás, en el que ya no mantenemos nuestro palpitar. Algo te ha cambiado, y ha llenado a tu corazón de grietas por las que se escapan tus ganas de seguir. Todo ha sido en el momento menos esperado, pero toca resarcirse, toca escalar una nueva montaña para poder llegar al ansiado valle. Y vivir en paz. Vivir en paz contigo mismo. Y sí, vendrán tiempos mejores, pero ahora, conforme van pasando los días, todo se enturbia cada vez más. Se vuelve pesada la subida, apenas tienes fuerzas para seguir y estás apunto de darte por vencido. Cada vez te pueden más las dudas aunque deseas encontrar algo de certeza entre tanta mierda. La vida te ha golpeado fuerte pero tú no te has dado por vencido, tu deseo de volver a aquello que fuiste puede más que todos tus miedos. Lo que no sabemos, es que por mucho que intentemos recomponernos, las grietas, aunque se cierren, siempre van a estar presente. Cicatrices. Y de esas ya tenemos demasiadas. De repente, cuando menos te lo esperas, aparece. Aparece esa persona que vuelve a despertar tus instintos. Esa persona a la que no le importa cortarse con nuestros rotos. Que te hace enderezar el rumbo. Que te ayuda a encontrarte dando la vuelta a todo. Pone tu vida del revés. Patas arriba. Y ya solo queda llegar a la meta para volver a latir como antes lo hacías. Y volver a sentir que para ser, no hace falta nadie más que tú mismo.
Parando letras
Latidos
Y vivir en paz. Vivir en paz contigo mismo. Y sí, vendrán tiempos mejores, pero ahora, conforme van pasando los días, todo se enturbia cada vez más
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