Moussa ha explicado que la situación se puede apreciar, sobre todo, en pueblos freseros como Lepe, Moguer y Palos de la Frontera, donde viven inmigrantes, sobre todo de Mali, que cumplen en su mayoría el perfil de ser jóvenes de 25 a 30 años de edad que se han encontrado sin recursos en su país "y han preferido jugarse la vida en un cayuco". 

"Parece imposible lo que he visto, es increíble e impresionante, me quedo sin palabras, porque no imaginaba que la situación era así, la he encontrado peor que lo que pensaba", ha indicado el responsable de la ONG, sobre todo lamentando que "en las demás ciudades hay posibilidades de tener albergue y al menos agua para beber y cosas similares, pero en estas zonas donde se encuentran no hay posibilidades, y ha sido muy impactante para mí". 

La situación de estas personas, según Sidibe Moussa, puede incluso provocar brotes de racismo, debido a la cantidad de "negros abandonados a su suerte" que viven en estos campamentos, "en un país como España en el que se habla siempre de derechos humanos", además de recordar que "son personas sin tarjeta sanitaria ni acceso a ningún tipo de cuidados, y si alguien cae enfermo se muere como una mosca". 

Para intentar paliar la situación de estas personas, el Alto Consejo de Malienses en España realiza una serie de actividades encaminadas a intentar que se eviten los desplazamientos a España de personas sin trabajo, utilizando incluso material audiovisual que graban en los propios campamentos para que vean "el tipo de vida que les espera en España".