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De incógnito

Reducción al absurdo

Tendemos a generalizar y también a reducir, cuando ni todo el monte es orégano ni es oro -o corrupción- todo lo que reluce...

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Tendemos a generalizar y también a reducir, cuando ni todo el monte es orégano ni es oro -o corrupción- todo lo que reluce. Es inherente al ser humano y más aún en las culturas latinas. Pero lo de esta semana es para echarle de comer a parte, por un lado un ministro que no tiene más argumentos para defenderse que directamente insultar a una región, y por otro una jueza que, en lugar de cerrar ya una instrucción con cargos, delitos y acusados, va e insiste en señalar el sistema y crucificar a todo el que ha trabajado en él a golpe de fianzas millonarias. Por partes...

De Gallardón, poco hay que decir, se define a sí mismo como otros tantos políticos que han caído en la misma simpleza. Insisto en que adolece de argumentos cualquier persona que utiliza los males ajenos magnificándolos y haciéndolos dogmas de fe, para intentar defender una postura, una idea o una ley concreta. La confrontación política ha dejado muchos ejemplos de simplismos en mítines, ruedas de prensa y diarios de sesiones que sólo resumen la incapacidad de ese representante público en aceptar la crítica y, sobre todo, en su supina ignorancia de la realidad que lo rodea y también del ejemplo que representan. Inusitado que algunos les aplaudan, indignante que otros les respalden, lamentable que siga la veda abierta para que continúen repitiéndose estos episodios que para mi sólo nacen del odio y del desconocimiento del otro.

Y luego llega la jueza Alaya. A mi me da la impresión de que la magistrada se ha empeñado en aplicar su propia justicia universal, perseguir el “régimen” hasta su absoluta desaparición. Como idea no está mal, incluso hasta en cierto modo la comparto. Si a ella le han contado que todo el mundo colaboraba para que todo el mundo trincara y que todo el mundo lo aceptaba porque en cualquier momento podría beneficiarse del “régimen”, me parece más que bien que lo intente demostrar. La única pega que le pongo es que mientras se dedica a teorizar sobre los hilos invisibles que tejían y mantenían el “régimen” a base de preimputaciones y fianzas millonarias, aún no ha cerrado una instrucción de más de tres años con casi 200 acusados pero con muy pocos cargos, delitos y responsabilidades penales definidos. El que mucho abarca, poco aprieta, dice un dicho popular. Suscríbalo señora magistrada y vaya definiendo la instrucción, porque el “régimen” no sabemos si esite pero lo lo que sí está demostrado es que, entre tanta permisividad histórica que hay en nuestra tierra, hay mucho listo suelto aprovechándose de todo, incluso de la teoría del “régimen”: a esos sí que les puede aplicar el Código Penal..

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