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Andalucía

Los Goya 2013: Caos de sobres, muchas reivindicaciones y la Muchachada

'Lo Imposible' le hace sombra con premios técnicos y la Mejor Dirección de Juan Antonio Bayona

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  • Foto de familia de los premiados -

Los de 2013 han sido los Goya de Blancanieves. Pero la última edición de los premios del cine español será recordada, además de por el  triunfo de la cinta muda y en blanco y negro de Pablo Berger, por su notable tono reivindicativo y, sobre todo, por una de las meteduras de pata más colosales de toda su historia.

   La gala arrancó con un clip a lo Bienvenido Mr. Marshall que contenía perlas como la de Paco León: "Internet es bueno. No malo". Un repaso a la situación actual del cine español que dio paso al monólogo inicial de Eva Hache, que repetía por segundo año consecutivo como anfitriona de la gala.

   Una pieza excesivamente larga en la que Hache repartió a diestro y siniestro. Como era de esperar, los recortes del Gobierno y la subida del IVA al 21% en Cultura fueron temas estrella, pero también recibieron rejonazos la Casa Real -con mención especial para el Balomano- Bankia o Eurovegas. Cómo no, las estrellas presentes en el Centro de Congresos Príncipe Felipe también fueron objeto de los irregulares chascarrillos de Hache.

A partir de ahí tres excesivas horas de una gala en la que pronto, muy pronto para asegurar una buena audiencia, llegó el discurso del presidente de la Academia, Enrique González Macho. En una intervención certera pero bastante acelerada habló de la subida del IVA, de la piratería, del canon digital y del "deterioro progresivo" que está sufriendo la televisión pública.

   "Ni de los de la ceja, ni de los del bigote, ni de los de la barba, ni de los de ningún otro apéndice capilar... el cine nos pertenece a todos. Es un derecho de los ciudadanos", sentenció en su alegato final.

Pero de entre todas las reivindicaciones que se fueron sucediendo por el escenario, quizá la más polémica y rotunda fue la intervención de Candela Peña. "He visto morir a mi padre en un hospital público donde no habia mantas para taparle ni agua para beber y se la teníamos que llevar nosotros", afirmó la actriz al recoger su Goya como mejor actriz de reparto por Una pistola en cada mano.

   Peña, que se llevaba su tercer premio después de estar "tres años sin trabajar" también señaló que durante este tiempo ha salido de sus "entrañas" un niño que no se sabe qué educación pública tendrá, y ha visto a "gente que se mata por no tener casas". "Desde aquí os pido trabajo, tengo un niño que alimentar", sentenció.

Pero el momentazo de la noche no llegó a raíz de las protestas por los recortes o de la mano de uno de los premios gordos. Fue todo culpa de un sobre. El que se traspapeló a la hora de anunciar el Goya a la mejor canción original.

   Adriana Ugarte y Carlos Santos aparecieron en el escenario para entregar los premios más musicales de la noche. "Y el Goya a la mejor canción original es para Los niños salvajes, de Pablo Cervantes", anunciaba Adriana mientras la música empezaba a sonar y los sonrientes y flamantes (presuntos) premiados se encaminaban a recoger su cabezón.

   "Un segundo, tenemos que lamentar un error. Nos han dado dos sobres. Es un error gordo lo sentimos muchísimo", decía un apurado Carlos Santos. No, no era una broma. El Goya era para el tema No te puedo encontrar, compuesto por Pablo Berger y Juan Gómez Chicuelo para la película Blancanieves. Sonaba otra canción y los abochornados presentadores entraban su premio a un apurado Berger.

Si ese fue el momento más bochornoso, el más hilarante tuvo como protagonistas a Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes, Julian López, Carlos Areces y el resto de la Muchachada. Un numerito para dar voz al patio de butacas en el que, entre otras genialidades, se reivindicó una gala más corta y la creación de tres nuevas categorías en los Goya: Mejor desnudo gratuito, Mejor comedia no pretendida y Actor joven al que se le entienda hablando, esta última a título honorífico. Como siempre, chanantes.

Otro de los momentos más enérgicos de la noche tuvo como protagonistas al equipo de Juan de los muertos, la cinta cubana galardonada como mejor película de habla hispana. Ellos fueron sin duda, quienes se tomaron con más algarabía -saltos, lágrimas y gemidos incluidos- su premio. "Un saludo para la gente de Cuba, donde no hay de nada pero hacemos de todo", sentenciaron.

Pero si hubo un discurso de agradecimiento imponente fue el de José Sacristán. El gran caballero del cine español que se llevó su primer Goya en la que era su primera nominación. "Hay que pelear muchísimo para hacer películas tan libres, tan valientes y tan amenazadas. Estoy muy orgulloso de ser parte de esta generación de cineastas que tienen un talento y coraje fuera de lo normal", afirmó en recuerdo a Javier Rebollo, su director.

Y antes de que Blancanieves se coronara definitivamente como triunfadora, quedaba un momento para Juan Antonio Bayona. El responsable de Lo Imposible, la película más taquillera del cine español, se alzó con el premio al mejor director que quiso compartir con 230.000 personas, las víctimas del tsunami.

    "Está bien hacer películas grandes, no es ser arrogante, igual que hacer películas pequeñas no es ser pobre. Y el cine español necesita películas grandes, medianas y pequeñas, así como que vosotros os sigáis emocionando como nos emocionamos nosotros", afirmó Bayona después de, entre lágrimas, entregar entregar el Goya a María Belón, coguionista y la mujer cuyo testimonio inspiró el papel de Naomi Watts. Una estatuilla que acabará, ya han anunciado, en el fondo del mar.

No hay que olvidarse tampoco de la reina de la noche: Doña Concha Velasco. La ganadora del Goya de Honor en reconocimiento a su imponente trayectoria se marcó un curioso y resultón monólogo en el que repasaba sus fallidas nominaciones a un premio que, al fin, tenía entre las manos.

   Un homenaje que acabó con un numerito que repasaba algunos de sus éxitos musicales (La chica Yeyé, El día de los enamorados, Las chicas de la Cruz Roja...) cantados por Amaia Salamanca, Mar Regueras, Miguel Ángel Muñoz, Fernando Tejero, Andrea Duro y Antonio Garrido. Un momento entrañable a la par que bochornoso.

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