Un reciente estudio realizado por investigadores malagueños y publicado en la revista científica Frontiers alerta sobre el papel de las redes sociales en la perpetuación de los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). Presentado en el Colegio de Médicos de Málaga, el informe revela cómo plataformas como TikTok, Instagram y Telegram pueden convertirse en espacios donde se refuerzan hábitos perjudiciales para personas con anorexia y bulimia.
Los autores del estudio analizaron 57 recursos digitales en seis plataformas, identificando la presencia de contenido que promueve la delgadez extrema como sinónimo de éxito y felicidad. También hallaron publicaciones que ofrecen consejos para perder peso de manera poco saludable y fomentan la autolesión como método de control.
El análisis cualitativo reveló cuatro categorías principales dentro de estos espacios: la obsesión con la imagen corporal, la difusión de trucos para perder peso, el uso de discursos autoritarios en los foros y la creación de comunidades de apoyo que refuerzan estos trastornos. En muchos casos, los mensajes van acompañados de imágenes del ‘antes y después’ que normalizan hábitos peligrosos.
Los investigadores advierten que la pandemia de COVID-19 exacerbó esta situación, aumentando la insatisfacción corporal y el miedo a perderse eventos sociales (FOMO). Esto llevó a un uso más intensivo de redes sociales, facilitando el acceso a contenido que promueve la anorexia y la bulimia, especialmente entre mujeres jóvenes.
Ante esta problemática, el estudio recomienda intervenciones específicas para frenar la difusión de este tipo de mensajes, fomentando la colaboración entre médicos, educadores y plataformas digitales. También se subraya la importancia de la alfabetización digital para ayudar a los jóvenes a identificar y rechazar contenido nocivo.
Llevarlo a las instituciones
El Colegio de Médicos de Málaga considera urgente una mayor regulación en Internet y redes sociales para evitar la proliferación de estos mensajes. Por ello, planea comparecer ante el Parlamento de Andalucía y, posiblemente, ante el Congreso de los Diputados para proponer medidas legislativas más estrictas.
El objetivo final es evitar que los contenidos dañinos lleguen a los adolescentes y adultos jóvenes, quienes son los más vulnerables a la influencia de estos mensajes. La investigación destaca la necesidad de una respuesta coordinada entre profesionales de la salud y reguladores para frenar esta tendencia alarmante.