La pesca en el Mediterráneo, tradición ancestral que alimenta familias y vertebra comunidades,
se enfrenta hoy un mar de incertidumbres. Las normativas europeas, diseñadas para proteger los recursos marinos, han
impuesto retos que amenazan la supervivencia de quienes viven de este oficio.
Carmen Crespo, eurodiputada del Partido Popular y presidenta de la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo,
abordó este tema con franqueza y preocupación en su intervención del programa
Acento Andaluz de 7TV Andalucía.
La sostenibilidad como desafío
"En 2019, la Unión Europea aprobó un reglamento con el objetivo de
garantizar la sostenibilidad de los caladeros del Mediterráneo. Sin embargo, la limitación de días de pesca y las exigencias técnicas
están generando una fuerte tensión en las comunidades pesqueras", explicó Crespo.
Los pescadores, dice la eurodiputada, se enfrentan a
restricciones que comprometen su capacidad de trabajo. "¿Quién trabaja con 27 días? Es absolutamente un tema incomprensible. Los pescadores
quieren pescar, están respetando las normas para que los caladeros estén mejor y lo están haciendo bien.
Vamos a dejarles", reclamó con énfasis.
Normativas que complican la faena
Las regulaciones europeas han introducido medidas como la
reducción de días permitidos de pesca y la exigencia de nuevas tecnologías, desde puertas voladoras hasta redes de mayor tamaño. Pero estas innovaciones, lejos de facilitar,
se convierten en barreras.
"Es que esa malla, si el copo tiene 45 o 50, lo que no van a coger no van a ser peces, van a pescar agua.
Es una cosa incongruente", afirmó Crespo, subrayando la
desconexión entre la normativa y la realidad del sector.
La vida en las lonjas, en peligro
En Andalucía, la pesca es más que un sustento: es un modo de vida. Las lonjas y el turismo pesquero son motores económicos de pequeños pueblos costeros.
"El Mediterráneo
sin las lonjas, el turismo sin las lonjas, los pueblecitos pequeños como el mío sin las lonjas,
no es nada", declaró Crespo con preocupación.
Fondos europeos: ¿solución o parche?
Ante la
tormenta que se cierne sobre el sector, la Unión Europea ha desplegado herramientas como el
FEMPA (Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y Acuicultura), que buscan paliar los efectos de las normativas.
Crespo insistió en la
importancia de gestionar estos fondos estratégicamente: "Ahora mismo se ha buscado una fórmula, pero claro, ahora tendrás que financiar el FEMPA, si puedes financiar las puertas voladoras, los copos de las mallas… En fin,
es un lío para poder pescar los 120 o 130 días en el Mediterráneo".
Además, llamó a no perder de vista el impacto social y económico que generan estas restricciones. "Hay que modificar los reglamentos, se tarda tres años en poder hacerlo. Pero claro, hay que tener en cuenta las circunstancias de los caladeros, por supuesto, pero también los impactos socioeconómicos de la zona", enfatizó.
Un futuro más sostenible y competitivo
Crespo abogó por una
transformación del sector pesquero, que pase por la
diversificación y la sostenibilidad. "Los pescadores también quieren diversificar. No es sólo pescar, sino darles capacidad a través de OPP y de otras iniciativas como el
pescaturismo, que diversifican la costa y dan oportunidades al sector", explicó.
Europa en una encrucijada
El
Mediterráneo se encuentra en un
cruce de caminos. ¿Puede Europa proteger el medio marino sin ahogar a quienes dependen de él? Carmen Crespo plantea una hoja de ruta que combina
sostenibilidad y viabilidad económica, un equilibrio que parece difícil pero no imposible.
Mientras tanto, los pescadores mediterráneos esperan que las
olas de la burocracia se calmen y que las
ayudas europeas sean el viento que impulse sus velas hacia un futuro prometedor.