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Andalucía

Un corazón agitado

Pedro Sánchez ha mutado en ese mago de la chistera del cual el público está pendiente a ver si de ella saca un conejo

Publicado: 11/10/2024 ·
11:05
· Actualizado: 11/10/2024 · 11:05
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  • El jardín de Bomarzo.

Pedro Sánchez ha mutado en ese mago de la chistera del cual el público está pendiente a ver si de ella saca un conejo –u coneja-, una baraja de cartas marcadas con varios ases de picas o se teletransporta inmerso en una nube de humo. Ha logrado hacerse con el manejo del ritmo político del país porque no solo controla el debate nacional y ahora con su nueva Ley de regeneración democrática hilvana y condiciona, al menos lo pretende, el día a día de los medios de comunicación, sino que toda la política de nombramientos de su partido, antes con ciertos matices asamblearios, está en sus manos y eso afecta incluso a un PP al que no queda otra que aguardar a ver por dónde les sale y tan distraídos les tiene que cometen errores de principiantes como votar a favor en el congreso de una reforma legal que permitirá acortar las penas de prisión de 41 etarras y, claro está, a Sánchez, con razón y sorna, le ha faltado tiempo para atizarles porque los que están al mando pecan de hipnosis colectiva. Abducidos, no pueden ser más torpes.

En el debate del socialismo andaluz, soterrado porque pocos se atreven a hablar salvo ese grupo crítico encabezado por Luis Ángel Hierro que de momento representa poco y que aspira a ir sumando a descontentos para, al final, buscar una cabeza más sólida que poder enfrentar a Espadas en el congreso regional, circula la ilusión de que el mago tenga oculto un conejo y en el cónclave previsto para finales de noviembre amague con un cha ta chán de los suyos porque no suele hacer lo previsto y ahora lo previsto es que continúe un Juan Espadas que no hace mucho solicitó el apoyo de los ocho secretarios provinciales y solo recibió el espaldarazo de Málaga y Sevilla y esta última porque es de allí y a Javier Fernández, el mediático presidente de la Diputación, le podría cuadrar la espera. Ya hay voces críticas contra Jacinto Viedma, el secretario de organización que aportó el jiennense Paco Reyes y de cuyo efecto poco se conoce e, incluso, el entorno de Susana Díaz, que tan a gusto se muestra en su estrellato televisivo, se moviliza atento a cualquier opción frente a Espadas. Pero todo movimiento, sea el que sea, es inútil en este PSOE de hoy, que como un conejo iluminado por un foco en medio de la carretera aguarda impávido a que el mago Sánchez decida cuándo, cómo y, sobre todo, quién, pese a que por esa carretera se aproxima un tráiler electoral llamado Juanma.

Varias provincias andaluzas son un hervidero y en algunos casos, cómo Cádiz, no ocultan su desconsuelo ante Espadas. Su secretario general Juan Carlos Ruiz Boix se manifiesta claramente a favor de un cambio, tal vez con la misma intensidad que Espadas quiere quitarle el liderazgo a él; otros no ven mal un cambio de ambos y, eso sí, todos miran a Pedro. En Cádiz el socialismo se concentra entre los buenos y los malos entendiendo todos que los malos son los de enfrente. Los críticos a Ruiz Boix, que asegura diáfano y feliz que tiene el 65 por ciento del respaldo en la provincia con lo cual habría sumado más de un diez por ciento con respecto al último congreso provincial en el que le ganó a Irene García y lo habría hecho pese a perder desde entonces el poder de la Diputación de Cádiz y sumar cuatro derrotas consecutivas en elecciones como autonómicas, nacionales, locales y europeas y, por ello, en el PP aseguran estar meditando la idea de lanzar un twit público para “confirmar por el presente que el actual secretario provincial Juan Carlos Ruix Boix no trabaja para el PP”, dicen, van concentrándose y la pregunta empieza a ser que una vez sumadas sus posibilidades –de haberlas- quién encabezará el frente de los malos, que para ellos son los buenos porque el malo piensan que es RB.

El grupo de diputados, aguerrido con integrantes de peso en gestión pública como López Gil, Víctor Mora, Laura Álvarez, Román, Carrera, Pizarro o Ruiz Arana, dedica más energía a vigilarse entre sí para identificar movimientos que a complicarle la vida al PP en Diputación pese a lo frágil que es el ecosistema popular con ese acuerdo con el linense Juan Franco para el que nunca todo es suficiente. Parece que junto a Vidal, relación con la que empieza a tener fisuras, Franco se fue a ver a Antonio Sanz tras ese ultimátum en Diputación matizado solo un día después y de cuyo encuentro el PP de Cádiz no sabe nada. A Sanz siempre le gustó, sea o no el caso, manejar el timón de todos los barcos y hacerlo a la vez.

El socialismo gaditano se cita en la batalla final tal como Real Madrid y Barcelona juegan el partido del siglo cada dos o tres años. Es la disputa del poder en una provincia única, cuya división geográfica invita a reinados con califatos fronterizos de diverso tono político y similar envergadura como el de Román en Chiclana –que acude a actos del PP como el Foro de Pelayo en Jerez patrocinado por Casajol buscando a saber qué…-, Landaluce en Algeciras, Franco en la Línea, Cavada en San Fernando, Pelayo en Jerez o Beardo en El Puerto, a los que se suma Bruno García como presidente provincial y alcalde de Cádiz o el propio Ruiz Boix con lo mismo y San Roque, Fran González desde su Zona y actores de reparto diversos que aportan lo suyo para la trifulca general tipo Moscoso, Irene García, Rafael Márquez, Mestre…; no existen poderes piramidales o al menos nunca al punto de solidez necesario y es por esto que Cádiz, políticamente, siempre fue, es y posiblemente será un auténtico carajal. En el PSOE sobre todo porque llevan más en este tipo de disputas y hay una especie de estatuto interno establecido y no escrito a la hora de matarse con orden, en el PP la cultura es otra, más de tirarle de los pelos a la otra, o al otro, de tenerlos, sin perder la estética que se tiene, por ejemplo, a la salida de misa.

La vida orgánica interna de los partidos, en definitiva, es como la sangre que fluye y gracias a la cual el movimiento cobra energía extra y ahora, en los próximos meses, esa sangre alcanzará el ritmo de un corazón agitado y con muchas ganas de latir.

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