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?Las cofradías tienen que aprender a delegar en los jóvenes, son el futuro?

Tiene 80 años y nunca ha faltado a su cita cada Lunes Santo. Aún procesiona con la hermandad que fundó hace más de 50 años

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  • Eduardo Domenech -
Eduardo Domenech es de las pocas personas que vivieron desde dentro los comienzos de la Hemrnada del Nazareno del Amor que aún quedan con vida. Una cofradía que surgió de un grupo de amigos, demasiado jóvenes para saber donde se metían, pero con la ilusión y las ganas que da la juventud para superar todas las barreras que se puedan atravesar por el camino. Hoy la hermandad es una realidad con más de 50 años de historia, una historia de la que Domenech se siente muy orgulloso. El 2 de junio de 2006 fue uno de los días más especiales de su vida, al recibir la medalla de oro de la cofradía por sus 50 años de servicio incansable.

—¿Cómo surge su tradición cofrade?
—La influencia de haber nacido en el seno de una familia cristiana y el deseo de fomentar mi fe fue lo que me llevó a la fundación de la Hermandad del Amor, junto con la inestimable colaboración de mis amigos Antonio Llaves, Leonardo Andamoyo, Rafael Franco y Manuel Pérez Blanco, un grupo de chavales muy jóvenes por aquel entonces.

—¿Por qué pusisteis los ojos en el Cristo del Nazareno del Amor?
—En la primavera de 1940 la comunidad franciscana recibe la imagen de un nazareno, encargada al escultor José Rivera para sustituir a la desaparecida en el saqueo del año 1931. Un día ese grupo de amigos que te comenté antes estabámos reunidos y expusimos la posibilidad de fundar una cofradía con ese Titular y empezamos a trabajar en ello. El 22 de abril de 1951 se celebró en el convento franciscano la primera reunión para exponer al padre Fray Luis Rodríguez Sanromán la intención de dar culto a la imagen del Cristo del Amor, constituir una cofradía de penitencia y pedir que nos aprobaran las reglas para su funcionamiento. La hermandad se fundó cinco meses después con sus primeros estatutos.

—¿Cómo recuerda usted la primera salida procesional?
—Fue el 4 de abril de 1952, un Lunes Santo en el que procesionamos con 60 hermanos, portando la imagen del Señor a paso de horquilla y sin acompañamiento musical. Durante esa década procesionó con dos pasos de misterio: el de la Palma y el de Afligidos.

—¿Cómo recuerda la llegada de la Esperanza?
—La recibimos en 1962, gracias a la intervención del padre Pedro Bravo Sobrado y recogida de manos del padre Hermenegildo Pacheco, que por aquel entonces era secretario canciller del Obispado. Ese mismo año se estrenó el paso de misterio que se lo compramos a la Oración en el Huerto de Jerez de la Frontera. No obstante, el Cristo salió por primera vez acompañado de su madre en la Semana Santa de 1963, que salió en el paso de la Patrona. Un año después conseguimos sacarla en su palio, realizado en los talleres de Angulo de Lucena. El palio actual llegó en 1984 desde la hermandad de la Vera Cruz de la Algaida.

—¿Cómo ve la Semana Santa de Cádiz?
—No la veo mal, creo que está resurgiendo. Me preocupa el tema de la juventud. Hay que ir dándole paso, que se note que los mayores confíen en ellos. A nosotros en nuestros tiempos nos dejaban hacer y eso nos ha servido mucho para aprender. No hay que perder de vista que son el futuro de las hermandades y que cuanto mejor se sepan mover en estos terrenos mejor. También me preocupa mucho en qué lugar está quedando el apartado de formación cristiana, hay que profundizar más.

—¿Y cómo valora la situación actual de su hermandad?
—Hay que valorar el esfuerzo que está realizando la junta de gobierno. El hermano mayor, Diego Gómez, es una excelente persona, y la verdad es que por ellos no queda el trabajo. Pero como les pasa a todas, hay circunstancias en el entorno que no son las más favorables y que no hace más que compliar la vida de las hermandades.

—¿Cómo va a ser este Lunes Santo?
—Pues si Dios quiere estaré dentro del cortejo acompañando de mis Titulares. Hasta ahora he logrado completar todo el recorrido, aunque sea arrastrándome de dolor, porque ha habido años que lo he pasado bastante mal. El día que me tenga que retirar saldré en la penitencia para salirme cuando no pueda más.

—El año pasado no pudo salir por el mal tiempo, ¿cómo lo vivió?
—Hombre, se pasa mal, pero lo importante es cuidar el patrimonio, los Titulares están aquí el resto del año, y al fin y al cabo la salida no es más que un momento más en la vida de la hermandad, aunque muy importante y destacado. De todas formas, esta cofradía ha tenido mucha suerte con el tiempo, que yo recuerde sólo nos hemos quedado dentro en 2003 y el año pasado. En 1955 no pudimos salir el Lunes Santo por el mismo motivo pero lo hicimos el Martes Santo. Ojalá que este año sí podeamos salir.

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