El Amor sustituirá este año a los romanos de su calvario
El imaginero jerezano Antonio López ultima estos días su policromía
Apenas restan ya un par de semanas para el inicio de la Cuaresma y los talleres artesanos van finalizando los trabajos encargados meses atrás por las cofradías jerezanas. Uno de los proyectos que verá la luz será el que ultima el imaginero jerezano Antonio López Ramírez, que a sus 38 años va a cumplir el sueño de ver cómo su trabajo se cuela en la Semana Santa.
En 2008, la Hermandad del Amor le encomendó la ejecución de una pareja de soldados romanos que sustituyera a los actuales, unas imágenes del siglo XIX que han sufrido distintas transformaciones con el paso del tiempo y que no son sino apóstoles adaptados. Antonio López estudió en la Escuela de Artes y Oficios, aunque su carrera profesional tomaría posteriormente otros derroteros. Fue el devenir laboral el que le llevó a Sevilla. Allí contactó con imagineros como Jesús Méndez Lastrucci, Fernando Murciano o Darío Fernández, en cuyos talleres terminó de aprender la profesión.
El encargo de la Hermandad del Amor le animó a abrir su propio taller, ya en Jerez, abandonando su profesión anterior para volcarse por entero en lo que siempre había sido su pasión. “Los romanos del Amor son mis primeras obras a tamaño natural. Antes había hecho pequeñas piezas y participado en concursos de imaginería belenista. La hermandad quería cambiar a los romanos, así que unos amigos me animaron a que presentara un boceto”, explica.
A diferencia de las que han venido procesionando hasta ahora, los soldados romanos de Antonio López “están más metidos en la escena, el Longinos mira el Cristo con gesto de arrepentimiento y el otro parece que le está reprochando su actitud”. “La cofradía tenía intención de renovar a estas imágenes porque estaban muy estropeadas y no tenían un gran valor artístico”, añade.
Como no podía ser de otra manera, estrenarse con unas imágenes que deben acompañar a la Virgen de los Remedios y al Cristo del Amor le llena de “orgullo”, pero también de “responsabilidad”. “Es un sueño hecho realidad. No se puede pedir más, por lo que estoy muy agradecido a la Hermandad del Amor. Ellos ya han visto el trabajo y están contentos”, asegura.
Claro que las obras están sujetas a los vaivenes propios de las cofradías, como prueba el hecho de que la Hermandad de la Lanzada decidiera hace un par de años recuperar su anterior grupo escultórico. “El artista tiene que estar preparado para eso. Si a Ramos Corona, que es un escultor consolidado y con muchos años de experiencia, le han bajado sus imágenes del paso..., pues pueden quitar cualquier cosa”.
En la confianza de que eso no ocurra, Antonio López espera que este trabajo le abra las puertas hacia nuevos encargos con el objetivo de consolidar su pequeño taller. “Espero que a partir de ahora empiece a moverse el taller, aunque de momento quiero ir despacio. Este mundo es muy difícil y hay mucha gente joven que está empujando. Me gustaría hacer una imagen titular, pero sé que eso es bastante complicado”, concluye.
En 2008, la Hermandad del Amor le encomendó la ejecución de una pareja de soldados romanos que sustituyera a los actuales, unas imágenes del siglo XIX que han sufrido distintas transformaciones con el paso del tiempo y que no son sino apóstoles adaptados. Antonio López estudió en la Escuela de Artes y Oficios, aunque su carrera profesional tomaría posteriormente otros derroteros. Fue el devenir laboral el que le llevó a Sevilla. Allí contactó con imagineros como Jesús Méndez Lastrucci, Fernando Murciano o Darío Fernández, en cuyos talleres terminó de aprender la profesión.
El encargo de la Hermandad del Amor le animó a abrir su propio taller, ya en Jerez, abandonando su profesión anterior para volcarse por entero en lo que siempre había sido su pasión. “Los romanos del Amor son mis primeras obras a tamaño natural. Antes había hecho pequeñas piezas y participado en concursos de imaginería belenista. La hermandad quería cambiar a los romanos, así que unos amigos me animaron a que presentara un boceto”, explica.
A diferencia de las que han venido procesionando hasta ahora, los soldados romanos de Antonio López “están más metidos en la escena, el Longinos mira el Cristo con gesto de arrepentimiento y el otro parece que le está reprochando su actitud”. “La cofradía tenía intención de renovar a estas imágenes porque estaban muy estropeadas y no tenían un gran valor artístico”, añade.
Como no podía ser de otra manera, estrenarse con unas imágenes que deben acompañar a la Virgen de los Remedios y al Cristo del Amor le llena de “orgullo”, pero también de “responsabilidad”. “Es un sueño hecho realidad. No se puede pedir más, por lo que estoy muy agradecido a la Hermandad del Amor. Ellos ya han visto el trabajo y están contentos”, asegura.
Claro que las obras están sujetas a los vaivenes propios de las cofradías, como prueba el hecho de que la Hermandad de la Lanzada decidiera hace un par de años recuperar su anterior grupo escultórico. “El artista tiene que estar preparado para eso. Si a Ramos Corona, que es un escultor consolidado y con muchos años de experiencia, le han bajado sus imágenes del paso..., pues pueden quitar cualquier cosa”.
En la confianza de que eso no ocurra, Antonio López espera que este trabajo le abra las puertas hacia nuevos encargos con el objetivo de consolidar su pequeño taller. “Espero que a partir de ahora empiece a moverse el taller, aunque de momento quiero ir despacio. Este mundo es muy difícil y hay mucha gente joven que está empujando. Me gustaría hacer una imagen titular, pero sé que eso es bastante complicado”, concluye.
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