"Lo más inteligente que puede hacer el Gobierno es no interferir en esta negociación, tampoco queremos eternizarla. Estamos convencidos de que podemos, y como queremos, lo vamos a hacer", afirma en una entrevista con Efe.
"Nosotros no tenemos la fecha grabada en la cabeza", añade en referencia al 19 de marzo, momento en que se cumplen los seis meses previstos desde la aprobación de la reforma laboral para que los interlocutores sociales pacten el nuevo esquema de relaciones laborales.
El Gobierno ha advertido en más de una ocasión de que legislaría unilateralmente sobre esta materia si no se llegaba a un acuerdo en la fecha prevista, pero el líder de CCOO considera que sería la primera vez que se cumplirían de forma tan estricta los plazos establecidos en una norma.
"No hay más que mirar lo que ha pasado por ejemplo con el Tribunal Constitucional, y algunas otras cosas, para que vengan ahora con rigideces en las fechas", dice.
Toxo es optimista respecto a una reforma que cree que puede "operar de manera mucho más decisiva para la mejora de las empresas que cualquier reforma laboral de las que se han hecho".
El objetivo común de patronal y sindicatos, dice, es ganar flexibilidad interna como alternativa al despido para que las empresas puedan lograr más competitividad y productividad, pero de forma compatible con los intereses de los trabajadores.
Para CCOO en este esquema no tiene cabida la supresión de la ultraactividad (mantenimiento de los elementos normativos de un convenio caducado hasta que se negocia uno nuevo), una propuesta que el Gobierno llegó a plantear a los sindicatos durante las conversaciones que culminaron en el pacto económico y social.
A su juicio, la pretensión de que las relaciones laborales partan de cero cuando cumpla un convenio sólo generaría "una fuente de conflicto tremenda en las empresas", ya que en última instancia supondría regirse por el Estatuto de los Trabajadores y con el Salario Mínimo Interprofesional.
No obstante, reconoce que es necesario hacer "una limpia" de convenios que están en desuso e incluso de algunos convenios provinciales, aunque cree que esto último es una cuestión que tiene que decidir cada sector en función de su realidad, ya que "lo de café para todos no vale".
En este sentido, lo que considera más importante es ampliar los niveles de cobertura de la negociación colectiva, ya que hay un 20 % de trabajadores que no tienen ningún convenio de referencia.
Toxo se queja de que en el tema de negociación colectiva "mucha gente, incluido el Gobierno, habla de oídas", y dedica las mayores críticas al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, al que compara con un calamar "que expande su tinta para evitar que se fijen en su negociado".
Cree que las continuas peticiones de la entidad supervisora para que se acabe con las cláusulas de revisión salarial sólo obedecen a la ignorancia de quien no sabe cómo se pactan los salarios entre patronal y sindicatos.
"La cláusula de garantía no es inflacionista, porque sus efectos se producen al final, cuando la inflación ha demostrado toda su evolución", explica.
Además, recuerda que en España los salarios ya están ligados a la productividad desde que se firmó el primer acuerdo de negociación colectiva en 2002.