Tendrá que dejarlo y de la forma más humillante que se recuerda en un presidente norteamericano, entre insultos y desprecios.
Se fue a Irak dando la impresión que aún quería sacar pecho de la barbaridad que había cometido y se encontró con que los de allí le insultaban arrojándole los zapatos, lo que para ellos parece ser uno de los peores insultos. Es decir, los mismos que él decía que iba a liberar de un dictador sanguinario y de los terroristas, son los que le despreciaban. Una torpeza más de este señor que se va con el récord de ser el presidente peor valorado en la historia de los EEUU.
Pero todo esto es pura anécdota, nada de ello debe ocultar lo verdaderamente importante como es que el funesto Trío propició la muerte de cientos de miles de ciudadanos inocentes y compatriotas suyos.
Uno lo hizo, el americano, por la soberbia propia del todo poderoso, que cree que está por encima del bien y del mal, por lo que puede hacer lo que quiera aunque se trate de una ilegalidad. Otro, el inglés, por pretender que no se notara la disminución del peso de Inglaterra como potencia mundial a la hora de seguir imponiéndose en el concierto internacional. El tercero, el español, porque pretendía pasar a la historia e España como el gobernante que devolvía a España su esplendor imperial, ser el Carlos primero de España y quinto de Alemania del siglo XXI.
Una vez demostrado que todo se basó en una enorme sarta de mentiras, como lo de que se estaba apoyando al terrorismo de Al Qaeda, o, la mayor de todas, que disponían de armas de destrucción masivas, superpeligrosas para la humanidad, uno de ellos, Blair, reconoció que se había equivocado y pedía disculpas por todo lo sucedido. Últimamente Bush ha hecho algunos amagos de rectificación, pero el que sigue en sus trece es Aznar. Para vergüenza nuestra ante el resto del mundo, es el único que sigue manteniendo que fue correcto todo lo que se hizo y que lo volvería a hacer. Menos mal que si lo volviera a intentar el pueblo español se lo impediría con su voto.
Sé que es muy difícil, pero sería no sólo necesario sino que conveniente que algún tribunal internacional llevara a estos elementos a sentarlos en el banquillo de los acusados, por crímenes contra la humanidad y por la práctica de torturas.
Mientras el Partido Popular tenga como Presidente de Honor de su partido a alguien que conscientemente colaboró en esa guerra ilegal y que además lo hizo en lo de las torturas, firmando un pacto secreto, es decir, comprometiendo en tamaña barbaridad a España y los españoles sin que lo supiéramos, se me antoja difícil que pueda volver a gobernar.
