El
exdirector de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir,
Juan Saura, ha defendido la
opción de trasvasar agua desde el embalse portugués de Alqueva hasta Doñana incorporando la
gestión del Guadiana al Convenio de Albufeira, lo que permitiría
sumar 40 ó 50 hectómetros cúbicos al espacio protegido y sin necesidad de nuevas inversiones porque
“las infraestructuras están hechas”.
Durante su participación en el programa
Acento Andaluz, que se emite en 7TV Andalucía bajo la dirección de Fernando P. Monguió, Saura ha defendido que la
gestión del Guadiana, como río transfronterizo, debe
incorporarse al Convenio de Albufeira, que regula los
“miles de hectómetros cúbicos” que España debe dejar pasar hacia Portugal, pero que no incluyó el pantano de
Alqueva al
no estar aún
construido.
Alqueva tiene en estos momentos
3.000 hectómetros cúbicos embalsados y que proceden de España y
ante la situación de Doñana,
“parece razonable” que Portugal permitiera el trasvase de esos 40 ó 50 hectómetros de agua que necesitaría el espacio natural,
un poco más del uno por ciento de su capacidad. “Eso ya estaba en el Plan Borrell”, aseguraba Saura, asegurando que
“hay recursos importantes y proceden del territorio español”.
Según Saura, hay
previsiones que señalan que en
quince años disminuirá la
capacidad de recarga del acuífero de Doñana en 36 hectómetros cúbicos y el
nuevo túnel de San Silvestre, que se está ahora construyendo,
estará en 2027, lo que facilitará el trasvase.
“Las infraestructuras están todas hechas”, insistía Saura, explicando que esa agua
viene del Guadiana,
sólo hay que permitir su paso, viene incluso con su
“caudal ecológico”, y entrarían por la estación de bombeo del
Boca Chanza para formar parte del
sistema de aguas de Huelva.
Saura, que entiende que la palabra “
trasvase” es
casi tabú, asegura que ya se hacen trasvase entre cuencas de forma habitual y que
primero hace falta colaboración entre las distintas administraciones y luego
buscar soluciones.
“No sólo es gestionar la demanda. Si hay posibilidades de agregar recursos, no renunciemos a ello”, decía.
Los otros recursos: de las aguas ácidas a la desalación
Además de esos
“sistemas tradicionales” de captación de recursos, Saura también es partidario de
otras alternativas, como la
regeneración de aguas ácidas procedentes de la minería, abundantes en Huelva. “No soy experto en depuración pero
hoy en día se depura todo, incluso en Singapur beben sus aguas regeneradas.
Claro que se puede, otra cosa es el coste, que habría que verlo. Lo que digo es que
no nos olvidemos de los sistemas tradicionales que están ahí y que en el caso de Doñana está cantado, pero por supuesto que
sistemas no convencionales como la regeneración o la desalación, hay que explotarlos”.
En el caso de la
desalación, el sistema
lo recomendó expresamente para
todas las zonas de costas de Andalucía, no tanto en el Guadalquivir, pero especialmente “si están en
sitios con mucho sol o con mucho
viento, y las
energías renovables permiten
conseguir esa depuración a precios razonables”.
Saura, uno de los artífices del
pantano de Melonares, defendió que las
infraestructuras hidráulicas “no tienen por qué se incompatibles con el medio ambiente” y rememoró cómo, tras un ejemplo de lo que es una
“oposición ecologista radical” a ese embalse, se consiguió reintroducir las águilas con la repoblación de los conejos.
“Ésta es una sequía más dura”, aseguraba, pero
sin Melonares “en el verano de 2020 hubiéramos entrado en emergencia” y estaríamos
bebiendo, como en el 95, agua
del Guadalquivir, con un
mayor coste y de menor calidad.