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Verdasco y Almagro caen ante Davydenko y Tsonga

Fernando Verdasco y Nicolás Almagro lucharon durante más de tres horas y media cada uno, forzaron el quinto set pero se quedaron a la orilla de los cuartos de final del Abierto de Australia, varados frente al ruso Nikolay Davydenko y el francés Jo-Wilfried Tsonga, respectivamente.

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  • Verdasco, durante el partido de octavos del Abierto de Australia, disputado contra el ruso Davydenko. -
Fernando Verdasco y Nicolás Almagro lucharon durante más de tres horas y media cada uno, forzaron el quinto set pero se quedaron a la orilla de los cuartos de final del Abierto de Australia, varados frente al ruso Nikolay Davydenko y el francés Jo-Wilfried Tsonga, respectivamente.

Verdasco, semifinalista el pasado año, cuando disputó uno de los mejores partidos del torneo ante Rafael Nadal, cayó ante el incombustible Davydenko por 6-2, 7-5, 4-6, 6-7 (5) y 6-3, en tres horas y 57 minutos, y Almagro contra Tsonga, finalista en 2008, por 6-3, 6-4, 4-6, 6-7 (6) y 9-7, después de tres horas y 33 minutos.

Eliminados ambos, el tenis español se queda únicamente con Rafael Nadal, el último de los 13 que iniciaron el cuadro masculino, y que hoy martes se enfrenta con el británico Andy Murray en los cuartos de final.

Los dos partidos fueron muy similares: los dos españoles remontaron los dos primeros sets, ganaron el cuarto en el desempate, cuando se encontraban a solo dos puntos de la derrota, y dejaron escapar la oportunidad de quebrar en el definitivo quinto parcial.

En la Rod Laver Arena, para Verdasco su martirio fueron las dobles faltas, hasta 20, que concedió ante Davydenko. Demasiado regalo ante un jugador catalogado por todos como uno de los favoritos, del que el argentino Juan Monaco advirtió que era una máquina.

Precedido por sus éxitos en el final de la temporada, con victoria en la Copa Masters del pasado año, y en Doha en éste, y por no haber cedido un solo set hasta medirse con el madrileño, Davydenko ofreció dos imágenes durante el partido, incansable y batallador en algunos momentos, y perdido en otros, al alcance del español.

Verdasco lo tuvo en sus manos, cuando disfrutó de dos puntos de rotura en el primer juego del quinto set, pero desaprovechó las oportunidades.

El aire, o la falta de confianza le desarmaron entonces, y Davydenko que parecía hundido y sin la frescura con que había noqueado antes al alemán Kindlmann, al ucraniano Marchenko y al argentino Monaco, quebró en el sexto, le rompió en el 4-2 para situarse en cuartos de final por cuarta vez.

“Venía con muchas esperanzas y con muchas ganas, me había preparado bien aunque la pretemporada fue muy corta porque terminé el año muy tarde y no la he podido hacer perfecta”, dijo Verdasco al referirse a su participación en la final de la Copa Davis contra la República Checa en Barcelona y la Copa Masters de Londres.

Davydenko se enfrentará ahora con el suizo Roger Federer, que venció al australiano Lleyton Hewitt, por 6-2, 6-3 y 6-4, en su partido número 26, dominado por el actual número uno del mundo de principio a fin, y que deja al país organizador sin un solo representante para la jornada de hoy, la fiesta nacional, el Día de Australia.

El cambio que ha ofrecido en Australia este año Nicolás Almagro le alentó después de su derrota ante Tsonga a asegurar que su objetivo ahora era entrar entre los diez primeros.

El murciano ha dado un cambio radical en su carrera al trasladar su domicilio a Barcelona, para fijar allí su base de entrenamientos con José Perlas.

En Melbourne, donde el año pasado cayó en la tercera ronda, ha mostrado una gran seriedad en sus partidos, y quizás, como él mismo expresó, le faltó “algo de suerte” para vencer a Tsonga.

Antes de llegar a los octavos Almagro había ganado dos partidos a cinco sets, contra el belga Xavier Malisse y el alemán Benjamin Becker. Luego derrotó al colombiano Alejando Falla en tres, pero fue capaz de forzar a Tsonga a su primer encuentro en cinco mangas, e incluso hacerle temblar remontando.

Todo esto a pesar de sus dolores en la muñeca izquierda lesionada en Auckland que le impidieron jugar esas primeras mangas con tranquilidad.

Una vez colocado bien el vendaje y su muñequera en su sitio, Almagro niveló el partido de forma admirable, y dispuso de un primer punto de rotura en el séptimo juego. Luego llegarían otros dos en décimo tercero, uno de ellos tras una extraordinaria jugada en la que defendió dos remates de Tsonga y acertó a colocar su derecha cerca de la línea.

“Faltó un poco de suerte”, se lamentó Almagro, “si hubiera conseguido restar ese punto a lo mejor hubiera cambiado ese resultado. Eso es pasado ya, el presente dice que la victoria es suya y el futuro para mí es bastante positivo”, fueron sus conclusiones.

El francés, muy agresivo y acercándose a la red en cuanto podía, concretó su victoria en el décimo sexto, resolviendo el partido con una fácil volea de derecha. Y ahora se medirá con el serbio Novak Djokovic, su verdugo en la final del 2008, que fue el que tuvo más fácil su acceso a los cuartos, al derrotar al polaco Lukasz Kubot, 86 del mundo, por 6-1, 6-2 y 7-5.

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