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¿Annus horribilis?

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En estos últimos días de cada año, los periodistas de medios escritos y hablados suelen hacer –como el común de los mortales– su particular resumen gráfico del año desde donde se procura inmortalizar, a modo de foto fija, lo que ha dado de sí el año que se nos va, entre alegrías y penas, sombras y luces.


Y así también, nosotros queremos recordar en breves trazos lo que dio de sí este año 2009, que a buen seguro para muchos ha sido un año horrible, lleno de tragedias personales y colectivas. Memoria de este año desgranada a través de los artículos que fueron fluyendo cada semana desde la mera perspectiva de observador, otros desde la opinión personal y subjetiva, pero en todo caso desde el respeto y la educación.
La fábula de la cigarra y la hormiga en un moderno trasunto de nuestra actual sociedad, los ataques políticos a la libertad religiosa, nuestra preocupación por un aumento de la solidaridad entre los hombres sin ningún atisbo de tintes religiosos, la preocupación por las tramas de corrupción urbanística en nuestro país y en esta ciudad en particular, las cuitas escopeteras del ministro Bermejo y del juez Garzón, la propuesta de una cuaresma y ayunos civiles, nuestro posicionamiento contrario a la entrega de la Medalla de Bellas Artes al torero Rivera Ordoñez, los descuidos profesionales de muchos jóvenes hosteleros de esta ciudad, el acoso mediático al juez Garzón en relación a sus cursos en la Universidad americana Juan Carlos I y posteriormente con respecto a su instrucción en el asunto de la memoria histórica; nuestra decidida y encendida defensa a la vida, nuestra tenaz crítica a las nuevas hordas de políticos socialistas –herederos cosanguíneos en muchos casos de una generación política anterior–, o tiempo para acordarnos de los más pequeños y sus frases lapidarias. Tiempo también para uno mismo, para 'lamerse' las heridas por la marcha inesperada de dos buenos amigos. Otra forma distinta de sangrar por la herida de Jerez, recordando la nula implicación empresarial en estos tiempos de la familia Domecq, las dudas acerca de la justicia en este país, las pamplinas de Zerolo y sus bautismos civiles, la alegría por el ascenso del Xerez y la defensa de esta tierra y sus gentes ante un periodista talibán y gaditano. Tiempo para recordar que la Iglesia Católica sigue teniendo cosas que decir en el concierto mundial en relación a nuestra actual forma de vida y sistemas productivos con la encíclica Caritas in Veritate, el lento y doloroso cierre de la fábrica de botellas, el ataque furibundo de la progresía feminoide frente al Síndrome de Alienación Parental, mi particular homenaje a los hermanos Pacheco y su negocio La Moderna, la urgencia de una nueva desamortización –esta vez de los políticos y toda su cohorte de asesores– para que este país vuelva a resurgir, los problemas del actual sistema educativo, la pena de banquillo de aquellos acusados injustamente o el curioso ERTE que se quieren marcar algunos de nuestros políticos en Jerez.
Un año, como decía de sombras, de dificultades, de penurias que a buen seguro pasarán a la historia y en muchos casos a nuestra particular historia personal con un mal sabor de boca. Muchos vecinos desempleados, nulas posibilidades económicas y una gran sensación de tristeza.
Yo no sé ustedes, pero estos días en mi ciudad denoto que hay poca alegría. Ojalá el año nuevo nos permita, al menos, seguir disfrutando de buena salud. Los creyentes, que se encomienden a la Divina Providencia, y los agnósticos y ateos a San Rodríguez Zapatero y demás corte celestial. Feliz entrada de año 2010.

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