En un pasado no tan lejano, los comedores sociales eran para la mayoría de las personas algo, precisamente, lejano. Ahora, en una ‘nueva normalidad’ que de normal tiene poco, es el refugio de miles de familias malagueñas, la mano amiga que les proporciona desde comida a mascarillas.
A través de dos de ellas, Emaús, de Torremolinos y la Asociación Lagunillas-Centro, de la capital malagueña, podemos hacer una radiografía y conocer la difícil situación por la que atraviesan.
Málaga capital
La situación en la capital malagueña es “dantesca”. Así la define Curro López, voluntario de la Asociación Lagunillas-Centro, que ha visto en unos meses triplicar las caras que ven cada día.
“Antes de la pandemia atendíamos a 700 familias y ahora tenemos 1.600. Esto es dramático. El Ayuntamiento nos da cada año 4.000 euros y ante la situación en la que estamos no sdieron una subvención de 21.000 euros para comprar alimentos, pero en 15 o 20 días se nos acaba”, explica.
En esta asociación, que ya ha repartido más de 1.000 mascarillas en en centros escolares, colaboran, día a día, 15 personas de manera totalmente voluntaria. Cada mañana, se toman la temperatura y comienzan a trabajar para ayudar a los más necesitados. “Vamos a reventar trabajando, pero preferimos eso a morir de Covid”, afirma López.
Torremolinos
Emaús, en Torremolinos, es uno de los pocos comedores sociales que quedan en Andalucía de la ONG ‘Emaús, Obra de Amor’. Por ahora, sobrevive junto a los de Antequera y Estepona, pero peor suerte corrieron los de Guadix y Baza, en Granada, que cerraron por la precaria situación económica el pasado 19 de marzo, precisamente cuando más falta hacían.
Desde este comedor, ubicado en el número 5 de la calle Cruz, alimentan a más de 200 personas al día. Así, este mismo miércoles se beneficiaron un total de 217 familias de esta localidad, 81 de ellas, con reparto a domicilio, ya sea por la edad o porque son positivos en Covid. Los números bailan cada día. Consultados por Viva Málaga, afirman que, antes del confinamiento daban de comer cada día, en torno a 160 personas. De ellas, a 57 se les llevaba la comida a domicilio y el resto iban al comedor a por ella. Solo cinco personas comían dentro de las instalaciones. Con la llegada del confinamiento en el mes de marzo, las cosas cambiaron a peor, llegando a las 300 personas diarias. En marzo fueron 260, en abril se incrementó. Así, durante estos meses, se duplicó el número de usuarios.
El perfil ha cambiado
En ambos comedores coinciden: el perfil de usuarios ha cambiado. “Todos los días hay cuatro familias nuevas, cada semana hay 20 familias más. Si seguimos con este ritmo llegaremos a las 2.000 el mes que viene. Cada día nos encontramos a gente que nunca se ha visto así. Hay mucha economía sumergida en Málaga y lo estamos viendo ahora”, explican desde la capital.
En Torremolinos coinciden. “Hay cada vez más personas que no han cobrado el ERTE, que lo cobraron tarde o que se han visto sin ahorros. Hay más personas jóvenes y familias, además de personas en riesgo de exclusión social”, cuenta.
Necesitan proteínas y más ayuda económica
Lo que más se ve en las bolsas en las recogidas de alimentos son pasta, legumbres, atún, etc. Sin embargo, desde los comedores sociales reclaman más variedad, más proteína. Según Curro López, “la gente de pasta y arroz no vive. Nos hace falta un poquito de pollo, de cerdo, huevos... Ahora, estamos dando pollo gracias a la subvención del Covid, jamón cocido y cosas así para los niños en el colegio, pero esto va a durar un mes”.
Esta asociación, que además forma parte de ‘Por una Málaga mejor’, un conjunto de 19 asociaciones que trabajan en la ciudad, también recibe donaciones económicas a través del número de cuenta ES25 21032034 27 0030007658. Con la ayuda alimentaria y económica, estos voluntarios cocinan, dan de comer en las asociaciones y llevan hasta los hogares de las personas necesitadas la comida caliente del día.
En Torremolinos la situación es distinta, ya que en este caso sí hay que pagar las nóminas de los trabajadores, así como la comida y, desde la llegada del Coronavirus, una serie de recipientes desechables, para que no haya riesgo de contagio. “Durante el confinamiento ha colaborado mucha gente en entrega de alimentos, se han volcado muchas personas del municipio. También hemos recibido pequeños donativos, pero no son suficientes gastos. Estamos tirando, pero mal, porque estamos esperando a pagar las nóminas”, explica Charo Abril, secretaria de Emaús. Por ello, aquellas personas que quieran hacer un donativo, hacerse socios, colaborar de alguna manera, pueden contactar con el comedor social a través del teléfono 951 29 62 24.
Padres con nueve niños, familias que en la vida se hubiesen imaginado haciendo cola para ser atendidos en un comedor social, personas contagiadas de coronavirus que tienen que esperar en casa a que les lleven la comida... Como estos, diferentes casos en una Málaga desoladora que ha dejado esta pandemia y que, gracias a la ayuda de voluntarios y trabajadores, muchos salen adelante.