Cádiz lidera el ranking autonómico en número de chicos de entre 14 y 17 años enjuicidados por violencia de género en juzgados de menores en 2019, según datos del Observatorio de la Infancia en Andalucía, recogidos por el Defenso del Menor en su último informe anual.
Concretamente, la provincia registró 18 casos de los 63 anotados en el conjunto de la región el año pasado, 16 de ellos con imposición de medida por delitos. Le siguen Málaga, con 16, y Córdoba, con ocho.
“Los adolescentes tienen menos capacidad de aguante a la frustración”, advierte Manuela Gómez Delgado, psicóloga sanitaria, forense y terapeuta familiar.
“El hecho de que los menores deseen contacto sexual o intimar con una chica y que esta se niegue puede llevar a que aparezcan conductas violentas, acostumbrados a tenerlo todo en el momento”, añade. Además, “nos encontramos con relaciones muy cortas en el tiempo”, explica, “pero muy intensas”, que comienzan a veces con un solo me gusta a una foto publicada en redes sociales, “no de forma tridimensional, como antes, cuando nos conocíamos, nos presentaban y se tardaba un tiempo en tener una primera cita o más aún en dar un paseo de la mano”.
La violencia de género, subraya, “no se manifiesta únicamente de forma violenta en acoso o amenazas para que la otra persona acceda a sus peticiones, sino que también tiene que ver con las prohibiciones de salir con amigas o de vestir de una manera u otra”.
El Defensor del Menor remarca de que la cifra de delitos en este ámbito se han incrementado en un 125% en la última década en Andalucía.
Estas conductas, afirma Gómez Delgado, responden a una falta de aprendizaje de normas durante la infancia temprana y más adelante, la falta de responsabilidad y el exceso de derechos, la falta de castigos o, por el contrario, el exceso desorbitado de los mismos, que hacen que el menor se encuentre en un estado de indefensión aprendida: Haga lo que haga, me castigan, así que me comporto como quiero”.
La falta de empatía y el egocentrismo durante esta etapa, el abuso de las nuevas tecnologías y las redes sociales y “las alteraciones conductuales por el creciente consumo de alcohol, tabaco o determinadas drogas como el cannabis, a edades más tempranas”, favorecen, asimismo, la aparición de conductas violentas.
Cádiz también es la provincia con mayor número de penas en el conjunto del sistema judicial, con 619 menores de entre 14 y 17 años condenados, de los 2.775 registrados en Andalucia en el año 2018, y el 20,8% del total de las infracciones cometidas en la comunidad.
“Los adolescentes y jóvenes menores de edad que delinquen actualmente tienen la idea de que no van a ser exitosos en la vida”, afirma Gómez Delgado, cuestionada sobre este fenómeno.
“Los ninis, los que no estudian ni trabajan, no pueden ver futuro cercano, ni a largo plazo. Los mismos problemas de desempleo, de falta de independencia económica, de falta de formación específica y de herramientas para la búsqueda activa de empleo, pueden observarse no solo a estas edades, también en adultos. Y estos adultos son modelos para ellos”, argumenta.
“Es cierto que la edad obligatoria escolar es de 16 años y que luego para continuar su formación existen caminos que pueden ayudarles a seguir su formación, pero enseguida desean conseguir una fuente económica que requiera el mínimo esfuerzo”, agrega. “A veces -concluye-, eligen el camino de delinquir para ello”.