"Para Maribel, y para todos sus compañeros sanitarios. Por salvar tantas vidas con tan pocos medios. Y por luchar heroicamente contra un enemigo más que poderoso. Muchos han perdido su vida en ese empeño”. Esta es la dedicatoria con la que el poeta Manuel Ruiz Amezcua (Jódar, 1952) arranca su poema ‘Enterrad bien a nuestros muertos’ (Comares, 2020), una elegía dedicada a todas las víctimas del coronavirus.
El poema parte de una idea que se inició en la prehistoria y se desarrolla a lo largo de todos los siglos de la historia. A partir de ahí, Ruiz Amezcua recuerda que en toda la literatura occidental y oriental existe la idea de la muerte con dignidad. “A los muertos hay que enterrarlos con la dignidad debida”, justifica el poeta galduriense. A su juicio, “en la Antígona de Sófocles la protagonista se enfrenta al poderoso que deja el cadáver de su hermano sin el enterramiento debido y, por tanto, se enfrenta a unas leyes injustas y es condenada a ser enterrada viva” ¿Y ha habido dignidad con los fallecidos del Covid-19? Ruiz Amezcua lo tiene claro: “Al muerto no le pueden faltar en la hora final los cuidados que necesita en su enfermedad, o el apretar una mano que lo ampare”. Y se pregunta: “¿Qué ha ocurrido de verdad con las circunstancias en las que han muerto miles y miles de españoles, en especial en las residencias de ancianos?”
Sostiene el escritor jiennense que “ha debido ser muy triste el fin de muchas personas en estas residencias” y coincido con lo apuntado en días pasados por la ministra de Defensa en el sentido de que “no puede ocurrir que a las personas que han aportado tanto a un país se las arrincone y se las olvide a determinada edad, un país que no sabe ser agradecido con sus mayores no puede avanzar”. Por eso, Manuel Ruiz Amezcua tiene presente en los 50 versos de esta elegía a todos los muertos que ha dejado esta pandemia, al tiempo que reivindica un compromiso colectivo de la sociedad: “No nos podemos poner de perfil”. El cuaderno ‘Enterrad bien a nuestros muertos’ se terminó de imprimir el 25 de mayo de 2020, “cuando España entera sufre, desde hace meses, una pandemia y un estado de alarma. Y la pérdida de miles y miles de españoles, algunos en condiciones más que lamentables. De todos ellos se acuerda este poema”, concluye Ruiz Amezcua.
'ENTERRAD BIEN A NUESTROS MUERTOS' (ESPAÑA, 2020)'
Muertos sin alas y muertos sin ojos,
muertos sin cuerpo y muertos sin nadie,
aún no habéis tenido vuestra tumba,
aún no habéis tenido vuestra muerte.
Os mostraremos la luz en la oscuridad.
No tuvisteis un dios,
ni siquiera una mano
en la hora del olvido.
Diremos no a vuestro silencio
y a todo lo que os separa
de lo eterno
Porque la luz es dulce
y es grato para los ojos
contemplar el sol.
Lo peor del silencio
es su intención de muerte.
Enterrad a los muertos
y tocaréis lo extraño
y visitaréis lo desconocido.
Enterrad bien a nuestros muertos
antes que no haya compasión
por el rastro de su vida,
por el grito de su muerte.
Enterrad a los muertos, y dirán
Todo lo que ocultáis de ellos.
Todo lo que ocultáis a todos.
Todo lo que no hicisteis por ellos.
Todo lo que no hicisteis por sus cuerpos.
Todo lo que no hicimos lo diremos.
Escuchad en silencio
todo lo que murmuran de vosotros,
todo lo que esperaban de nosotros.
Tantos muertos juntos tienen razón
y se levantarán contra nosotros.
Enterrad a los muertos dignamente.
Los dejasteis morir sin dignidad.
Y volverán un día, volverán
a decir su verdad.
Nunca perdonarán el abandono.
Nunca perdonarán tanta tristeza.
Nunca perdonarán tanta miseria.
Enterrad mejor a los muertos,
porque están en el sitio equivocado.
En el miedo a la enfermedad
y en el miedo a la muerte,
y en el laberinto de la locura.
Enterrad a los muertos.
Nunca enterraréis su memoria.
No hay lugar en el mundo
adonde no llegue ella