Los Pactos de Madrid sirvieron para que el caudillo apuntalara la Dictadura pero, a la vez, abrieron, primero, una mirilla en Rota para que pudiéramos espiar cómo se vivía en libertad y, después, una pequeña hendidura entre EEUU y España por la que se colaron paquetes de Marlboro, litros de CocaCola, cajas de preservativos, “ey, guys, what’s are you doing”, el ritmo endiablado de las canciones de Elvis Presley, y pick ups que perdían letras en el camino hasta quedarse en picas, pero manteniendo intactas, eso sí, la capacidad de asombrar. En los setenta, los muros acabaron derrumbándose y el refresco, el tabaco, los condones, los hits de las estrellas de la radio y el inglés se bebía, se fumaba, se usaban, se escuchaban y se hablaba con naturalidad.
La Base Naval era ya una enorme industria para la zona y, con 11.000 estadounidenses, entre civiles y militares, alcanzó entonces las mayores cotas de influencia. Con la Democracia y la entrada en la OTAN, la presencia del Ejército estadounidense menguó y se ha mantenido hasta nuestros días en números similares. No obstante, aún da trabajo a un millar de vecinos de Rota y otras localidades de la provincia de manera directa y a otros 2.000 de manera indirecta, cuenta con 7.400 soldados (4.400 de ellos, españoles) y el impacto económico anual en toda la provincia ronda los 440 millones de euros anualmente. La Base ha visto reforzado en los últimos tiempos su valor estratégico para EEUU. Así que la ampliación del escudo antimisiles ha vuelto a protagonizar la agenda tras la crisis abierta con Irán y hay esperanzas de que suponga un nuevo revulsivo para la zona. El alcalde actual, Javier Ruiz Arana, reconocía a este medio hace solo unas semanas que el runrún es que habrá dos buques más y que las autoridades estadounidenses están interesadas por cuestiones logísticas en este sentido. Si es así, la dotación aumentará y, con ello, el beneficio.
El pueblo con el restaurante chino más antiguo de España y que ha convertido la pizza en producto gourmet, con feria gastronómica monográfica y todo, comenzó a beneficiarse de las bondades del turismo gracias a los familiares de los militares destinados que venían de visita (hasta 76 licencias de taxi tuvo). Con todo esto, el alcalde socialista Fernando Tejedor entre los años 1979 y 1987 decidió dar un paso más: proyectó y levantó Costa Ballena, un complejo turístico con el que el municipio orientó definitivamente su modelo en esta actividad.
Felipe Ruiz Benítez Mateos (PP) construyó los paseos marítimos de La Costilla y la playa del Rompidillo y rehabilita el Castillo de Luna y Rota se posicionó, ya en los noventa, como uno de los destinos más demandados. Hoy pone a disposición de los visitantes más de 3.000 camas hoteleras y 16 kilómetros de playas que lucen más banderas azules que ningún otro tramo de costa en toda España.
Contribuyó también al éxito de Rota la labor literaria de Felipe Benítez Reyes, vecino ilustre e insigne. Uno puede perderse por las calles de Rota siguiendo los renglones de sus novelas. Los colegas del autor multipremiado, como Almudena Grandes, también acabaron echando manos de la geografía del municipio para alguna de sus obras. El penúltimo, Benjamín Prados, quien aseguraba en una entrevista reciente en un medio de difusión nacional que no sale de Rota en agosto “llame quien llame”. Aquí, en verano, junta libros, océano y amigos como Luis García Montero o Miguel Ríos. Todo. La marca está consagrada.
Sin embargo, las carreteras al paraíso son mejorables. Rota, ciudad fondo de saco, sigue esperando el desdoble con Chipiona. Y también preocupan las cifras de desempleo, con una dependencia excesiva del sector servicios y un polígono industrial que debiera crecer pero no crece. Los mayetos y los pescadores cuentan pero su relevancia en el conjunto de la producción local es menor. Rota también ha visto en los últimos tiempos a dos de sus alcaldes en el banquillo de los acusados y, en el caso de Eva Corrales (PP), en la cárcel, por diversos casos de corrupción. Pero, al margen de todo esto, y mientras haya verano, Rota, refugio de poetas, como dice Sabina, será sinónimo de felicidad.