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Huelva

Gran ovación a la comparsa ‘Los caracoles’ de ‘Sotito’

En el apartado negativo, el concurso se ha convertido en un espacio lleno de voces con afán de protagonismo que interrumpen constantemente

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Una murga con mucha pluma.

El gran dictador.

Este príncipe ha salido rana.

Los caracoles.

Los viejos del parque.

El quinto día de preliminares logra la expectación que se auguraba con una de las comparsas más esperadas de este concurso, ‘Los caracoles’, que no defraudaron y dejaron claras sus intenciones en ese certamen, en el que la vuelta de ‘Sotito’ como director logra convencer al público, consiguiendo en esta puesta de largo una gran ovación final. Cabe destacar que esta comparsa se encuentra en las quinielas de pases a cuarto en el concurso gaditano, algo que pocos grupos de Huelva han logrado hasta el momento.

El desarrollo del concurso va sobre ruedas, como siempre, con sus más y sus menos, pero con esa constante que no logramos arrancar de nuestro teatro: las faltas de respeto a los diferentes grupos que cada noche se suben a las tablas. Existen normas en un teatro que se deben cumplir. Reglas concisas y concretas que todos deberíamos asumir y respetar por el bien de las agrupaciones y, sobre todo, por el público presente, que son los que han pagado una entrada.

El concurso se ha convertido en un espacio lleno de voces insaciables e intolerables con afán de protagonismo que interrumpen constantemente, creando un ambiente chabacano e indignante. Es una imagen que no sólo se vive en el interior, dado que los medios -radio y televisión están transmitiendo con ese fondo que distorsiona la realidad, ofreciendo una percepción muy diferente de la mayoría de los carnavaleros que vivimos esta fiesta. Está claro, que el carnaval es la fiesta de la libertad, pero dicha libertad debe concluir en cuanto se abren las bambalinas.

Hablar con las agrupaciones, molestarlas durante su actuación, tirarles cualquier objeto –esta vez fueron caramelos- desconcentra a muchos de los grupos y nos olvidamos que sólo tienen 25 minutos para desarrollar su repertorio. Está claro que, dado el formato de este concurso, los gritos de ánimos, los aplausos o las rimas simpáticas del ‘ole’ ya son parte de esta metodología que tanto nos gusta. Aceptables y comprensibles, pero los responsables deberían cuidar más nuestro concurso y no ser tan permisivos con estos detalles que incomodan durante las noches de teatro. Quien desee protagonismo, que se lo curre durante los meses de ensayos y se suba a las tablas. Más respeto.

Una murga con mucha pluma: Sorprendente pase de la chirigota de la peña Colombina, que deja un buen sabor de boca al respetable con un repertorio lleno de ingenio y buen sentido del humor. Los veteranos de esta fiesta logran levantar al público y mostrar la mejor versión de sus últimos años. Destacar su popurrí lleno de simpáticas cuartetas, que no dejaron de surgir a lo largo de todo su desarrollo. Lo mejor se forjó mucho antes de este concurso, creando un personaje en las redes sociales, Jesuli Prieto Ramos, que ha sido la comidilla del mundo carnavalero, sin que nadie supiera, hasta este miércoles, su procedencia. Gran estrategia digna de un máximo nivel. Mi enhorabuena por todo.

 

El gran dictador: Comparsa de Sevilla con mucho potencial en cuanto a voces se refiere, pero sin lograr convencer al público en la resolución de su repertorio. Montaje mal construido sin sacarle partido a sus integrantes. Falta de ritmo y sin gancho, donde las ideas se perdían en la apática estructura. No llegan. El tipo en sí ya es controvertido y no se logra entender, con literatura redundante que explotan hasta la saciedad. Un grupo joven que irá madurando con el tiempo y adquirirá calidad suficiente, dado el potencial que tiene.

 

Este príncipe ha salido rana: Y tanto... Poco que decir de este grupo con carencias en todos los aspectos, en el que el beso se perdió en el aire. El Colombino no puede convertirse en un concurso residual como llevamos viviendo en los últimos años, en los que grupos de amigotes -así se definen- quieran pasar el rato en un escenario para que un público que ha pagado una entrada los vea. Rellenar estas líneas ya es todo un esfuerzo, dado el sentimiento que dicha agrupación provocó en el Gran Teatro de Huelva, donde percibí una autentica falta de respeto tanto al concurso como a las demás agrupaciones que durante tantos meses han trabajado su repertorio.

 

Los caracoles: Desde Punta Umbría llega una de las agrupaciones más esperadas del concurso, la comparsa de ‘Sotito’, que el pasado año se tomó un relativo descanso. Con una interesante propuesta, logran cautivar al público desde el primer instante. Grupo bien trabajado, perfectamente conjuntado, con un excelente montaje en el que sacan a relucir el potencial de sus componentes. ‘Boccato di cardinale’ para la música de pasodoble y cuplés al uso que redondean con un excelente estribillo. El popurrí es el plato fuerte de estos caminantes, que llegan a su casa a lo grande, dejando el listón en el último peldaño.

 

Los viejos del parque: La sorpresa de la noche llegó con ‘Los viejos del parque’, una chirigota de Écija que llegó con un tipo muy conseguido de dinosaurios. Ya en la presentación se auguraba un buen desarrollo que culminaron con un popurrí lleno de simpáticas cuartetas que hicieron las delicias del público. No convencen en los pasodobles y se animan en los cuplés, que rematan con un estribillo que ya coreamos los presentes, logrando subir la apuesta y meterse de lleno en nuestro particular jurado paralelo, que espera disfrutar de nuevo con este simpático grupo en semifinales. Buen pase.

 

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