“En trámites de solución”. Así se encuentra el caso de una joven madre, que vive en el barrio de El Pópulo con su hijo y que recibía hace unos días la notificación del juzgado de primera instancia número 4 de Cádiz sobre el lanzamiento de la vivienda donde lleva residiendo desde 2017. Así lo manifestaban fuentes municipales después de que se reunieran la edil de Vivienda, Eva Tubío, junto a la educadora y abogada de la Oficina Municipal de Desahucios de Vivienda (Omdevi) con al afectada por el lanzamiento. Esta mujer es víctima de violencia de género y beneficiaria de la ayuda municipal del 90 por ciento. Cuando accedió al alquiler de la casa, que se encuentra en el barrio de El Pópulo, trabajaba como limpiadora, pero se quedó en el paro y ahora solo tiene la ayuda de los 426 euros para “hacer frente al alquiler, al agua, a la luz, al dentista o a los gastos del colegio, a la comida”, explicaba la afectada.
En la reunión se le ha dicho que se presente en el juzgado para cumplir con su derecho a “enervar la acción de desahucio”, cumpliendo así lo que indicaba la notificación “y presentando los recibos abonados del alquiler”. Para ello, esta joven ha contado con la ayuda económica de su familia, que tampoco se encuentra en una buena situación y que “ha tenido que recolectar el dinero para no verme en la calle”.
En cuanto a la ayuda que le llega desde el Ayuntamiento por ser víctima de violencia de género, “acaban de pagarme el mes de diciembre y el de febrero, cuando yo tengo que pagar a los dueños de la finca entre el 1 y el 5 de cada mes y aunque yo pongo la parte que me corresponde, no sirve de nada si no se me abona la ayuda en el momento en el que tengo que hacer frente al pago. Necesito que me paguen para poder abonar en el plazo que me piden los dueños”. Ante esta situación se ha visto abocada a la notificación del juzgado informándole de que si no enervaba la acción de desahucio con el pago, y no se pagaba lo adeudado con la propiedad de la finca, se le citaría al juicio el próximo 21 de mayo. “Si todo esto acabara mal no tendría dónde ir, porque en casa de mi madre ya no cabemos”.
La joven confía en que próximamente pueda optar a algunas de las viviendas del parque municipal puesto que además de hacerse cargo de su hijo, y encontrarse en situación de desempleo, sufre una depresión y se encuentra “desesperada porque no me quiero quedar en la calle”.
La vivienda donde reside desde hace un par de años “sufre de goteras y hongos, y las paredes amanecen chorreando. Desde Urbanismo indicaron que la propiedad tenía que asumir las obras para que la vivienda pudiera ser habitable y las condiciones en las que está no lo son”.
