Cuando se entra en la sede de la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de la Axarquía Esperanza, no se puede evitar el contagio de la alegría, la energía y el buen humor de sus asociadas a toda persona que las visita. Sus reuniones, actividades y encuentros son un ejemplo de convivencia y trabajo, un amor dedicado una causa que les ha hecho valerse un importante hueco en el tejido asociativo de la comarca.
Fue precisamente en el 2010 cuando nace este colectivo, “surge la idea en un grupo de terapia, al no existir en la comarca ninguna asociación de este tipo y que permitiera a una mujer que tuviera un cáncer de mama recurrir a ella”, nos comenta Rosa Casamayor, vicepresidenta de la asociación. “En aquel momento éramos tres mujeres que perseguíamos poder hacer ese sueño realidad, y en ese camino una de ellas se nos fue, y para rendirle homenaje le pusimos su nombre: Esperanza”. Una denominación que le viene como anillo al dedo, porque han alcanzado todas esas metas que anhelaban.
“El principio fue difícil, tienes que abrir muchas puertas, pero estamos contentas porque tenemos un pueblo y una comarca que nos ha arropado desde el principio” y de esas tres mujeres pioneras han pasado a tener 140 socias, volcadas en la vida social de la Axarquía.
Y desde su sede en calle Enrique Van Dulken, en la que llevan trabajando desde hace años y que fue inaugurada en 2018 tras los trabajos de adaptación del espacio, es un hervidero de actividades con sus talleres de barro, costura o manualidades así como otros con un enfoque más psicológico y terapéutico, como puede ser el de gestión de emociones y control de stress.
Pero sin duda una de sus señas más características que podemos ver en comercios de la zona o instituciones son sus calendarios solidarios; un trabajo que ve la luz cada año, y que incluso ha hecho que sus socias sean las protagonistas de cada mes. Y tampoco olvidar la organización de su Carrera de la Esperanza en Vélez-Málaga o las jornadas de estilos de vida saludables en La Viñuela, donde este mes se presentó el libro ‘Cocina conciencia contra el cáncer’ que contribuye a una causa importante como es la investigación. Además, y como no puede ser de otra forma, su labor social y de integración es su principal motivo de existencia.
Según Teresa Arroyo, psicóloga de la asociación, durante el tiempo en el que se vive con la patología “hay muchos momentos por los que pasa una persona y un conjunto enorme de emociones durante ese proceso. Nos puede llegar alguien recién diagnosticado o que va a empezar con la quimioterapia o radioterapia, e incluso cuando acaba todo también es un momento importante, el de volver a la rutina cuando pasas por una circunstancia difícil”. Sobre todo un aspecto fundamental es la convivencia, “saber de las compañeras que han pasado por esos momentos, que le dan consejos y el cariño necesario, se sienten entendidas y esa empatía les ayuda; y que por ejemplo se trabajan en el taller de emociones, esa montaña rusa que se produce a lo largo de la enfermedad, y trabajar también con el núcleo familiar”.
Y de cara al futuro quieren seguir ampliando su cobertura a aquellas personas que pasan por esta enfermedad en cualquiera de sus manifestaciones, “una asociación que presta su apoyo tanto a hombres como a mujeres con cualquier tipo de cáncer, un enfoque más genérico y así se aprobó en asamblea; y queremos a finales de año dar ese impulso definitivo”.
