A las 22.45 horas de un 24 de octubre, un hombre alerta de un incendio en la playa onubense de Mazagón, un hecho del que todos los medios se hacen eco y que desencadena la trama de "Todas las mentiras del caso Aldaya", la segunda incursión literaria del periodista Antonio J. Sánchez (Huelva, 1981).
Tras "El rastro de su voz", Sánchez vuelve a ubicar su nueva novela, editada por Niebla Servicios Editoriales, en su provincia natal, aunque está convencido de que un buen libro no tiene que tener un escenario concreto.
Dos personajes protagonizan la novela: Clara Aldaya, cuyo cadáver ilustra ya su portada, y el inspector Francisco Castelar, el policía que está convencido de que su muerte no es algo circunstancial y que su asesino va a volver a actuar.
?Es una novela negra actual, de crimen y corrupción con trazas de cuento de terror?, explica el autor a Efe a la hora de definir su obra, y concreta que se puede entender como ?un nuevo 'hard boiled' policíaco, ambientado en una Huelvasombría e imaginaria de viejas fábricas y colegios abandonados, o una fantasmagórica casona indiana en el extrarradio?.
Según Sánchez, ?era una asignatura pendiente que tenía conmigo mismo, porque consistía en conjugar los géneros policíaco y de terror en una misma historia, y desde pequeño siempre he sentido fascinación por esas viejos cuentos de terror sobre cultos secretos y ancestrales que rinden pleitesía a deidades paganas de otro tiempo y espacio?.
Así, se ha adentrado en lo que define como ?un subgénero conocido como de ?horror cósmico?, y que vino a recoger el testigo que dejó a su muerte Edgar Allan Poe, y es todo aquello sobre lo que escribieron gente como H.P. Lovecraft, Robert Bloch, Algernon Blackwood, Ramsey Campbell o Robert E. Howard y que hoy día se conoce de manera popular como 'Mitos de Cthutlhu??.
Este periodista onubense ha cumplido su deseo de unir ambas tendencias, la policíaca y la de terror, para contar una trama de género negro plagada de mentiras, envidias, crimen y corrupción, aunque el libro es también ?una búsqueda de la redención por parte de su protagonista, Francisco Castelar, un inspector de la brigada judicial vacío y sin rumbo tras una reciente tragedia familiar de la que se culpa?.
Sin otro argumento para seguir adelante, el caso de la desaparecida Clara Aldaya y el posterior hallazgo de su cadáver se convierten "en una nueva razón para seguir peregrinando por callejones sin salida y un mundo al que ya no le quedan líneas rectas?.
Antonio J. Sánchez se había propuesto superar el listón y utilizar un estilo completamente distinto a su primera obra, que ha estado representando durante tres años a la provincia de Huelva en una ruta literaria por España, de la cual se han hecho eco medios de comunicación a nivel nacional y bloggers del ámbito literario.
?Alcanzar esas cotas e intentar superarlas sólo podía realizarse de una manera: cambiando de registro, con lo que había que hacer una historia distinta dentro del mismo género?, explica.
El libro acaba de salir al mercado, y su autor se felicita de que los lectores le comentan que ha podido dar el esperado y difícil salto de calidad que buscaba, con una historia a la que no le falta un guiño a los compañeros periodistas con los que cada día comparte trabajo diario en la Huelva donde sus personajes literarios conviven.
Huelva
Una Huelva sombría para una novela negra de Antonio J. Sánchez
Un hombre alerta de un incendio en la playa onubense de Mazagón, un hecho que desencadena la trama de 'Todas las mentiras del caso Aldaya'
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