El fiscal jefe de Algeciras, Juan Cisneros, rechaza de plano que el Campo de Gibraltar se haya convertido en un "pequeño Medellín" (Colombia) del sur de España a consecuencia del narcotráfico.
"Ni remotamente estamos en esa situación, ni vamos a llegar", asegura en una entrevista con Efe.
Juan Cisneros lleva cerca de veinte años como fiscal de esta zona que, por su cercanía con Marruecos, ha convivido durante décadas con el tráfico de hachís.
"El problema no es nuevo", explica, mientras cuenta que lo que se ha producido en los últimos años es que las "microbandas" que han existido en el pasado se han convertido en organizaciones más poderosas "como por un fenómeno de absorción y fusión de empresas".
A estas bandas se les ha empezado a intervenir armas de fuego, incluso automáticas, un fenómeno que denota el incremento de su disposición a la violencia.
Pero para este fiscal lo más determinante en sus cambios de actitud con respeto al pasado, su descaro a la hora de enfrentarse a las fuerzas del orden público, obedece a un fenómeno social que no afecta únicamente al submundo del narcotráfico.
"Si analizamos el país, en general estamos en una sociedad en la que se han perdido muchos valores, como la cultura del orden o del respeto. Eso tiene reflejo en muchas cosas, no sólo en el narcotráfico, también han aumentado las agresiones a maestros o a los profesionales sanitarios".
"Las causas por delito de atentado a agente de la autoridad o por agresiones a funcionarios han crecido en toda España, no sólo aquí", explica.
Claro que en esta zona se ha convertido en un "caldo de cultivo" para el carácter de los nuevos integrantes de las redes de narcotráfico.
El fiscal no está de acuerdo con quienes critican que no haya más contundencia judicial contra el narcotráfico.
"La contundencia judicial es máxima, el Código Penal contempla penas importantes", explica tras señalar que "hay suficientes instrumentos legales" en el ordenamiento jurídico español actual para abordar el fenómeno.
Cita, por ejemplo, la figura delictiva de pertenencia a organización criminal que permite llegar a más escalones de las redes, la nueva regulación de las escuchas o la que permite intervenir bienes a los narcos antes de sean condenados, algo que "ha hecho mucho daño a las bandas".
Cisneros defiende el pacto al que llegó el año pasado con Abdellah El Haj Sadek, alias «el Messi del hachís», acusado de liderar una de las mayor redes de narcotráfico de la zona, y que, tras entregarse, quedó en libertad pagando una fianza de 80.000 euros, entregando su pasaporte y comprometiéndose a comparecer en el juzgado diariamente.
El fiscal explica que "el Messi del hachís" estaba fugado y que ahora podrán completarse las dos causas judiciales que tiene abiertas en España y que, de otra forma, estarían paralizadas.
Cree que la falta de medios, especialmente de personal, de la justicia no es algo que afecte especialmente a los numerosos procesos de narcotráfico de la provincia de Cádiz, que fue, después de Madrid y Barcelona, de las primeras en contar con fiscales especiales antidroga.
En su opinión, hechos tan llamativos como los sucedidos en los últimos meses en la zona, como la muerte de un niño arrollado por una lancha usada para el repostaje de gasolina de las "narcolanchas", la agresión a nueve agentes o el "rescate" de un narco detenido en las urgencias de un hospital de La Línea, son sucesos "muy llamativos" que "a veces no dejan ver lo que hay detrás, la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, de los jueces y de los fiscales".
"Son hechos que han generado mucha alarma social y han puesto el foco mediático en esta zona", a veces, incluso, en su opinión, haciendo que se relacione con el narcotráfico asuntos que nada tienen que ver.
Cuenta que hace poco rajaron las ruedas de su coche. "Ha habido quien ha dicho que los narcotraficantes podían estar detrás", dice mientras explica que sus sospechas son muy distintas.
Rechaza completamente que, dentro de la atención mediática que se ha puesto sobre la zona por estos incidentes, se compare al Campo de Gibraltar con "un pequeño Medellín".
Aquí no hay "guerras entre bandas" ni "tiroteos por las calles" ni cárteles arraigados en todos los estratos sociales que se cuelan entre la Policía, los políticos, los jueces y los fiscales. Aquí el narco, heredero del tradicional contrabando de tabaco, no ha llegado a esos límites ni va a llegar, según el fiscal de la zona.
Campo de Gibraltar
Fiscal de Algeciras: "Ni remotamente vamos a llegar a ser un Medellín"
El fiscal jefe de Algeciras describe el crecimiento de las bandas de narcotráfico como "un fenómeno de absorción y fusión de empresas"
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