Artista camaleónico, canta, toca y compone. Ama la música, la necesita como el respirar, y siempre está envuelto en la creación de bandas y grupos, siendo una de las voces más respetadas de Jaén por llevar 21 años en Los Ambolias y por interpretar como nadie tangos y milongas con Los Arrabaleros.
Emilio Ramos (Jaén, 1966) o Emilio Ambolias o Emilio ‘Osvaldo’ Ramos es músico ante todo y aunque su primera inclusión en la música fue con el heavy, con sólo 17 años, el estilo adrenalínico del rock le ha permitido el reconocimiento como cantante, versionando temas míticos. “Nos hemos caracterizado por destrozar la canciones y tener un sonido ambólico”, reconoce Ramos como voz de Los Ambolias. Ganó el Lagarto Rock con ‘Chupacabras’ y la primera banda que montó en Jaén fue ‘Reserva del 56’, en el año 1987.
Para el cantante “cada concierto es una experiencia” y si algo ha aprendido en sus años de carrera es a ser “más profesional” cada día. “Intento que el público reciba lo mejor de mi”, confirma. Consciente de que la música “entra por el oído y por la vista”, verlo en el escenario es un espectáculo.
Con Los Ambolias se desmelena y ofrece un show en el que predomina el buen rollo. “Cada concierto es un espectáculo con el público, que recibe nuestras ganas y se mueve con nosotros”, apunta.
Con Los Arrabaleros se convierte en ‘Osvaldo’, un tipo elegante y seductor, que mira al público y lo conquista con tangos y milongas que los jienenses hacen suyos. Acaba de sacar nuevo disco, ‘La fuerza de mis flaquezas’, el segundo como arrabalero, en el que arrabalizan once temas, siete de ellos compuestos para el grupo.
Uno de sus retos es componer un tango. “Me gustaría cantar algo propio con Los Arrabaleros, aunque lo que nos hace mi hermano Kike Ganso lo siento como propio”, se propone.
Pero Emilio Ramos también se atreve con Frank Sinatra, al que siempre ha admirado. La ‘Jaén Jazzy’ se lo ha propuesto y él no ha podido resistirse. “Cantar con cuarenta músicos tocando es impresionante”, dice quien también canta en un coro góspel en una ensemble vocal. “Necesito cantar, me encanta, lo necesito como el respirar, igual que ensayar y estar con los músicos”, reconoce Ramos.
Siempre está investigando y creando formaciones musicales. La última, ‘Santa Bárbara’, de la que pronto habrá noticias. Él pondrá la voz y su toque de guitarra y el grupo sonará a música fronteriza. Hormiga de biblioteca, le gusta leer biografías de músicos, escuchar todo tipo de música e investigar para aprender de bandas veteranas. “La música me ayuda a ser feliz. Cuando escucho o veo algo que me gusta, pienso que tengo que montar una banda” afirma Ramos, uno de las voces más repartidas en agrupaciones musicales jienenses.
A pesar de hacer de la música su vida, no puede vivir de ella, como prácticamente ninguna banda en Jaén. “La ley es injusta cuando no permite ofrecer conciertos acústicos, las bandas no tienen lugares donde tocar en un momento como el actual, tan bueno por la proliferación de grupos”, reflexiona.
Reconoce que “sacar la música a la calle es difícil” y más complicado es programar a taquilla, por las “trabas burocráticas”.
Emilio Ramos confirma que en Jaén hay talento, pero que los músicos “se aburren” y los que pueden “se marchan”. Lamenta que siempre sean los mismos los que acuden a las citas culturales de la capital, reclamando para todos el apoyo del gremio de artistas y de la sociedad. “Hay que dejarse caer por las actividades culturales.
Cuando en Jaén no haya nada nos lamentaremos”, avisa.
Hombre de escenario, no le obsesiona el reconocimiento a nivel nacional, pero le gustaría tocar en más sitios.
